
El primer intento formal de la comunidad internacional para renunciar a la guerra como medio para solucionar los conflictos se propuso por parte de la Sociedad de Naciones en 1919. El fracaso de este intento de crear relaciones internacionales basadas en la negociación y la seguridad colectiva se confirmó con el desencadenamiento de la II Guerra Mundial.
El 26 de junio de 1945, con la Guerra Mundial por acabar en el Pacífico, se celebró la Conferencia de San Francisco, donde se redactó la Carta de las Naciones Unidas. Esta organización surgió en un momento de la historia donde el sistema internacional se basaba en las hegemonías de las potencias vencedoras de la Guerra, principalmente los Estados Unidos y la Unión Soviética. La Carta de las Naciones Unidas es una declaración de “buenas intenciones”, la redacción se ajusta al modelo idealista de las relaciones internacionales, aunque la historia reciente se ha encargado de demostrar que su contenido y aplicación son muy mejorables.
El Consejo de Seguridad es el ejemplo de todo lo contrario a lo que se predica en relación con igualdad, derechos, prevención de amenazas y arreglos por medios pacíficos. Las cinco naciones con derecho a veto (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia) no son tan ejemplares en cuanto a su actuación con arreglo a la ideología de la Carta. Las cinco poseen armas nucleares y otras de destrucción masiva, a cambio exigen a los demás que no las tengan. Hablan de la defensa de los derechos humanos cuando tantas veces los han vulnerado en el exterior y en sus propios territorios. Invaden otros territorios de forma unilateral cuando lo aconsejan sus intereses e incumplen, o permiten incumplir a sus “amigos” las resoluciones de la ONU que ellos mismos han aprobado.
Otra polémica es la del “derecho de injerencia”, que consiste en actuar dentro de un país soberano con el objetivo de proteger a sus ciudadanos de las vulneraciones de sus derechos humanos por parte de sus propios dirigentes. Asunto muy delicado porque este derecho puede ser utilizado según convenga a los intereses de determinados Estados.
La reforma de la ONU provoca intensa discusión entre los expertos, incluso algunos gobiernos la reclaman. La reforma de la Carta está prevista en el Capítulo XVIII. El primer obstáculo se encuentra en el Art. 108, redactado de la forma que cualquier reforma debe hacerse con todos los votos de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Parece improbable que alguno de ellos quisiera perder este enorme poder.
A pesar de las deficiencias y de las actitudes poco acorde con sus ideales de algunos de sus miembros, las Naciones Unidas en su conjunto, han trabajado, y continúan haciéndolo, por la paz. Particularmente importantes son las misiones de paz que la ONU desempeña para prevenir e impedir los conflictos, y para reconstruir los lugares en donde los hubo.
Javier Jiménez Olmos
26 de junio de 2020
A mi punto de vista, ignorante en estos delicados campos, el capítulo V que impone la composición del Consejo de Seguridad, establece una rígida armazón permanente peligrosa.
El espíritu «Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas…»es tan idealista como el 1er artículo de la DUDH, «Todos los seres humanos nacen libres e iguales……» ¡Ojalá!