Al acabar la Primera Guerra Mundial las fronteras de una parte del mundo cambiaron. Los grandes imperios vencedores de la Gran Guerra, Gran Bretaña y Francia, inventaron fronteras y crearon países al albur de sus particulares intereses económicos y estratégicos. Oriente Próximo fue uno de esos lugares donde se diseñó el mapa con los dictados del imperialismo: explotación y división.

Las grandes potencias británica y francesa, tan celosas de la civilización y la democracia para sus adentros no tuvieron escrúpulos a la hora de explotar los recursos naturales y los seres humanos de los países que colonizaban, sin que para estos hubiera concesión democrática alguna. Para asegurar esa explotación utilizaron el lema tan antiguo “divide y vencerás”. Para ello, cuando llegó la ocasión crearon divisiones fronterizas artificiales sin tener en cuenta en absoluto el deseo de las personas que dentro de ellas se encontraban.

Con anterioridad a la Gran Guerra, en 1884, Francia y el Reino Unido convocaron la Conferencia de Berlín para discutir las fronteras de las colonias en África, el encargado de organizarla fue el Canciller alemán, Otto Von Bismarck. Franceses y Británicos estaban muy en expandir sus imperios y explotar los grandes recursos naturales africanos. Aunque los Estados Unidos también fueron invitados no mostraron interés en la colonización africana.

Italia y Alemania tenían interés muy especial en el territorio africano porque querían competir con las vastas posesiones que ya disponían sus adversarios británicos y franceses. Sin embargo, ni un solo representante africano fue invitado a la conferencia. Era una forma de reafirmar la superioridad europea que, con la excusa de llevar la cristiandad y la civilización, abusarían, oprimirían y hasta esclavizarían por pura codicia imperialista.  En la Conferencia de Berlín se ignoró la cultura africana, la división tribal, las razas, religiones y otros aspectos tradicionales para configurar unas fronteras al servicio de los imperios.África colonial 1913Hay que indagar en las “miserias de la historia” para averiguar las causas de los innumerables conflictos que desde la era colonial hasta nuestros días tienen lugar en África. Los trágicos resultados del colonialismo se hacen patentes en ese continente cada día. La responsabilidad también pertenece al pasado, a aquellos que con sus políticas imperialistas justificaron la indignidad de seres humanos, a aquellos que permitieron o participaron en la explotación egoísta de los recursos naturales y de las personas.

Ahora se cumplen cien años del Tratado de Sykes-Picot en el que se plasmaba el diseño inicial del Oriente Próximo (también denominado Oriente Medio). Un diseño, como el africano, realizado de acuerdo con las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial. Tampoco se tuvieron en cuenta los deseos y las características propias de la región. El petróleo tan abundante y la posición estratégica eran imprescindibles para la maquinaria de guerra de las potencias imperiales que luchaban: de un lado Alemania con su aliado el Imperio Otomano y de otra británicos y franceses. Como es natural los vencedores dictaron el reparto final del territorio de los otomanos.

Como en África, los conflictos en Oriente Próximo tienen un origen cuya parte más importante se encuentra en la historia. Para comprender las guerras y conflictos que ahora se desarrollan se necesita analizar cómo se formaron las actuales fronteras. Las causas de las guerras actuales en Oriente Próximo tienen razones inmediatas, como las invasiones de Afganistán e Iraq. No obstante, la historia pasada nos dará muchas de las claves para saber por qué se lucha en Siria e Iraq, de donde viene la rivalidad suni-chií (árabe-iraní), qué ocurre en Líbano, hacia dónde va Turquía, cuál es el origen del conflicto palestino-israelí, cómo evolucionan Egipto e Irán, a qué se debe la influencia de las monarquías del Golfo, en especial al de Arabia Saudí en el mundo suní.

Un siglo de los acuerdos de Sykes-Picot

Las fronteras actuales de de Oriente medio se diseñaron por el británico Mark Sykes y el francés Fraçois Picot. Los dos diplomáticos dividieron el mapa de una de las más volátiles regiones del mundo en estados que no tuvieron en cuenta las peculiaridades étnicas y religiosas de sus habitantes. El Tratado Skykes-Picot fue firmado en secreto por británicos y franceses el 16 de mayo de 1916 y es la base de las actuales fronteras de Oriente Medio.pacto-sykes-picotUn siglo después, Oriente Medio continua sufriendo las consecuencias de la firma de ese tratado, la mayoría de los árabes culpan de la violencia posterior, de la ocupación de palestina por los judíos y del surgimiento del ISIL a ese tratado Sykes-Picot.

El Imperio Otomano (1516-1924)

En las últimas décadas antes de su desaparición, el Imperio Otomano había perdido el control de muchos de sus territorios en favor de las potencias coloniales crecientes Francia, Gran Bretaña e Italia. Francia tomó el control de Argelia en 1830 y de Túnez en 1881; mientras que Gran Bretaña obtuvo los dominios del Golfo de Arabia en 1820, Omán en 1861, Egipto en 1882, y Kuwait y Sudán en 1899  y el control del protectorado de Adén en 1939; Italia se anexionó Libia en 1911. Pero a principios de la Gran Guerra en 1914,  los otomanos todavía dominaban los territorios de Damasco, Alepo, Raqqa, Basora y Bagdad.

Oriente Próximo en 1914
Cuando comenzó la I Guerra Mundial, los otomanos se aliaron con Alemania y el Imperio Austro-Húngaro en contra de británicos y franceses, fue entonces cuando los regímenes políticos y el mapa de la Región comenzaron a cambiar.

Mark Sykes (1879-1919)

Sykes era un consejero político, diplomático, político y militar además de un incansable viajero. Representó a su país en las conversaciones secretas que mantuvieron con Francia y Rusia para repartirse el Imperio Otomano en Oriente Medio y Anatolia. Sykes firmó lo que se conoce como tratado Sykes-Picot. Se cree que este diplomático también jugó un papel significante en el borrador de la Declaración de BalfourSykes

Sykes, que había nacido en el seno de una familia acomodada, publicó un número de libros durante los años veinte. Su trabajo incluía dos libros de ciencia militar y tres sobre el Imperio Otomano y los países islámicos que componen la región de Oriente Próximo. Estos libros contenían observaciones del propio Sykes obtenidas durante sus viajes a Oriente Medio y Anatolia. Por lo que se le podía considerar un  gran conocedor de la zona.

En 1915, basadas en las recomendaciones de Sykes, el gobierno británico creó la Oficina de Asuntos Árabes. Esta institución servía a la inteligencia británica con sede en Egipto y se encargaba de controlar las actividades políticas en el Oriente Próximo. Se cree que allí descubrió las viejas denominaciones de regiones administradas por el Imperio Otomano tales como Palestina, Siria o Iraq.

Sykes murió en París a causa de la «gripe española» en 1919 cuando asistía a una conferencia de paz. Habían pasado solamente tres años desde la firma del tratado que él había promovido. Nunca llego a ver los mapas que había diseñado plasmados sobre el terreno y que cambiaron las fronteras de Oriente Medio por los años siguientes.

Francois Georges-Picot (1870-1951)

Picot era un diplomático francés hijo de historiador George Picot. Negoció en secreto el tratado con Sykes. Picot trabajó en la Corte de Apelación de París durante dos años antes de trabajar como diplomático. Sirvió como secretario del Embajador en Copenhague antes de ser destinado como Cónsul General en Beirut un poco antes de comenzar la Gran Guerra. En Beirut, Picot estableció grandes relaciones con los líderes cristianos maronitas, luego fue destinado a El Cairo antes de volver a París en la primavera de 1915.Picot

Como miembro del Partido Colonial Francés, defendió a los árabes que apoyaban al mandato francés en sus propios países. Entre 1917 y 1919, Picot fue Alto Comisionado en Palestina y Siria, y, en esa función, recomendó el despliegue de 20.000 soldados franceses, abriendo el camino para la llegada del General Henri Gouraud que sería comandante en jefe del ejército francés de Levante. Más tarde fue destinado como ministro plenipotenciario en Bulgaria y Argentina.

Contenido del acuerdo Sykes-Picot

Durante la Primera Guerra Mundial, los ministros de asuntos exteriores de Francia, Rusia, Reino Unido e Italia nombraron un grupo selecto de diplomáticos para mantener conversaciones con la finalidad de determinar la parte del Imperio Otomano, al que apodaban “el hombre enfermo”, que correspondería a cada uno al finalizar la Gran Guerra. Entre Noviembre de 1915 y Mayo de 1916, tuvieron lugar negociaciones en secreto e intercambiaron memorandos de entendimiento entre los ministros de asuntos exteriores de esos países, principalmente a través de los representados por el británico Sykes y el francés Picot.

Los británicos, que eran la parte más poderosa de todos ellos, negociaban al mismo tiempo en contacto con el Emir y Sarif de la Meca Hussein bin Ali, quien había organizado el complot para una revolución con el objetivo de establecer un reino árabe en la región. El 16 de mayo de 1916, se firmo en secreto un acuerdo entre Sykes y Picot, que aprobó también el ministro ruso de asuntos exteriories Seergey Sazonov.

El tratado contemplaba el establecimiento de cinco nuevas entidades en Levante:

La primera entidad se extendía desde Bagdad hasta el sur para incluir Kuwait y alcanzar la costa del Golfo. Esta entidad estaría bajo el control directo de los británicos.

La segunda, combinaba lo que hoy es el norte de Iraq, Jordania y el desierto de Negev, alcanzando toda la ruta hasta el Sinaí. Esta parte quedaría bajo influencia británica.

La tercera, incluía el área costera que se extiende desde el sur del Líbano hacia el norte de las provincias de Mersin, Iskenderun y Adana. Todo ello bajo control francés.

La cuarta entidad comprendía el desierto de Siria. Que quedaba bajo influencia francesa.

La quinta, incluía la parte otomana de Palestina que quedaba como una zona internacional debido a su importante significado para las tres religiones monoteístas. Los británicos, no obstante, tendrían el control de Acre y Haifa.El-Tratado-Sykes-Picot-de-1916Con respecto a Rusia, el acuerdo establecía que el Zar conservaría su influencia en Estambul, los territorios adyacentes al estrecho del Bósforo y las cuatro provincias colindantes con las fronteras rusas en el este de Anatolia. A Grecia se le asignó el control de las costas del oeste de Turquía. A Italia se le concedió el control sobre el sudoeste de Turquía.

Revelación del tratado Sykes-Picot

Cuando el Zar Nicolás II fue depuesto por la revolución de 1917, los bolcheviques, liderados por Vladimir Lenin, encontraron una copia del tratado Sykes-Picot en los archivos del gobierno. Leon Trosky, compañero de la revolución de Lenin, publicó una copia del acuerdo en el órgano oficial del partido comunista el periódico Izvestia el 24 de noviembre de 1917 con objeto de denunciar los planes imperialistas para repartirse el Imperio Otomano la finalizar la Primera Guerra Mundial. Lenin denominó el tratado como “acuerdo de los ladrones colonialistas”. La exposición pública del tratado causó un gran escándalo político en Gran Bretaña y Francia

La declaración de Balfour

Gran Bretaña, al mismo tiempo que negociaba con el Sharif de la Meca Hussein bin Ali, se comprometía con los sionistas a establecer “un hogar nacional para el pueblo judío”. Lo que se plasmó en una carta fechada el 2 de noviembre de 1917, escrita por el entonces secretario del Foreign Office, Athur Balfour, dirigida al barón Walter Rothschild, un íntimo amigo del movimiento sionista liderado por Chaim Weizmann.

El compromiso británico fue respaldado en 1920 cuando Harbert Samuel, un judío sionista británico, llegó a Palestina como primer alto comisionado británico para ese país. Ese año, se formalizó el Mandato británico sobre Palestina en la Liga de Naciones con un artículo especial en su legislación.

Las consecuencias del Tratado Sykes-Picot

Después de la caída del Imperio Otomano y la toma de Palestina e Iraq, los británicos abandonaron la idea de la partición de dicho imperio como inicialmente se había planeado en Sykes-Picot. En su lugar, se centraron en el mandato aprobado en la Conferencia de San Remo, celebrada el 26 de abril de 1920 con el objetivo de definir el destino de los territorios ocupados en Oriente Medio. Lo aprobado en San Remo se oficializó en el Tratado de Sevres el 10 de agosto de 1920.

Las principales consideraciones tomadas en cuenta entonces fueron las relativas al petróleo y el transporte. Los británicos se habían enfrentado a muchas dificultades durante la guerra cuando trataban de ocupar Iraq.  El estallido de la guerra había probado la importancia estratégica del petróleo. En esa época, los británicos controlaban los recursos petrolíferos en Irán. Su principal preocupación era impedir que los alemanes, principales contribuidores en la Compañía Turca de Petróleo, alcanzaran los pozos que sabían existían en la región iraquí de Kirkuk.

Las entidades del Mandato

Entre 1915 y 1916, Ahmed Djemal Pasha, el último líder militar otomano, dictó severas sentencias contra árabes nacionalistas intelectuales de Levante y ejecutó a algunos de ellos. Como resultado, los que apoyaban el nacionalismo reclamaron la independencia total del Imperio Otomano. Este hecho coincidió con la declaración del Sharif de la Meca Hussein bin Ali, a levantarse contra el imperio el primero de junio de 1916. Hussein anunció que intentaba establecer un estado árabe que se extendería desde Alepo, en Siria, hasta Aden en el sur, tal como había mencionado en su correspondencia con el Comisionado Británico en Egipto Sir Henry McMahon. Eso, sin embargo, no estaba en concordancia con las consideraciones coloniales de los aliados establecidas en la conferencia de San Remo.

Cuando los británicos estaban tratando de expulsar al ejército otomano de Levante, las fuerzas árabes, conducidas por Faisal, el tercer y más popular hijo de Hussein, estaban protegiendo el ala derecha de las fuerzas británicas. Faisal entró en Damasco el primero de octubre de 1918, y fundó un gobierno árabe bajo el mando de su padre, en un intento de imponer la nueva realidad a británicos y franceses. Los franceses, que ya habían ocupado Beirut, simularon que querían alcanzar un acuerdo con Faisal, al tiempo que sus tropas se movían hacia Damasco para derrotar a Faisal en Maysalun, cerca de Damasco.

En compensación, los británicos fundaron un nuevo reino árabe para Faisal en la antigua provincia del imperio otomano de Iraq, en  la cual el ejército británico había penetrado en 1915 y ocupada totalmente en 1917. Esas provincias fueron unidas más tarde con lo que se llego a conocer como el reino de Iraq. Mientras tanto, Francia renunció a sus reclamaciones sobre la provincia de Mosul por una mayor participación en la Compañía de Petróleo Turca. La compañía fue confiscada por los aliados y restablecida con el nombre de Compañía de Petróleo de Iraq.

En 1920, los franceses se anexionaron algunas partes del las provincias otomanas -que estaban previamente dentro de Beirut y Damasco- para crear el estado libanes, con las fronteras actuales. Los franceses más tarde comenzaron a tratar con el resto de la región que estaba bajo su mandato, a la cual llamaron Máshrek (el que esta la este, para distinguirlo del Magreb al oeste). Además del Líbano, establecieron cuatro estados más: dos basados en las respectivas regiones de Alepo y Damasco, y otros dos relacionados con los grupos alauitas y drusos.  En respuesta a la presión nacional, los franceses mezclaron Alepo y Damasco en un estado en 1932, que se llegó a ser conocido como la República Siria. Después también se anexionaron los estados druso y alauita.syriamap

Siria en 1932

Las fronteras un siglo después

Tras de la Primera Guerra Mundial surgieron conflictos en la Península Árabiga. Las guerras terminaron cuando al-Saud se apoderó las regiones que estaban bajo la influencia del Ali, hijo mayor de Hussein y su principal heredero. El reino saudí se estableció en 1932.

Palestina, mientras tanto, había estado bajo el gobierno del general británico Edmund Allenby desde que entró en Jerusalen en 1917. Su frontera Este con el emirato de Transjordania fue la misma que habían prometido como hogar nacional de los judíos, como se contemplaba en la Declaración de Balfour.

Al acabar la Gran Guerra, el acuerdo Sykes-Picot se reemplazo por el de San Remo (tratado posterior de Sevres) y las políticas que se aplicaron para los recién creados países árabes en el Máshrek. Nada de lo acordado por Sykes-Picot se contempló, excepto la demarcación de fronteras inicial de Líbano, Iraq, Transjordania y Palestina. En 1939, Turquía tomó por la fuerza la provincia Siria de Iskenderun, en colaboración con las autoridades del mandato francés. La colonización británico-francesa permanecería en los países del Máshrek, excepto en la región del Yemén, Arabia Saudí y Transjordania, hasta el principio de la Segunda Guerra Mundial.

Las monarquías de Egipto e Iraq firmaron tratados con los británicos que prácticamente les impedían obtener su independencia, pero cuando ambas monarquías fueron abolidas obtuvieron su independencia en 1952 y 1958 respectivamente. Durante la Segunda Guerra Mundial, el gobierno francés accedió a la independencia de los dos países bajo su mandato: Siria y Líbano se independizaron en 1943.

Un día de la primavera de 1948, los británicos finalizaron su mandato en Palestina. Horas más tarde, el líder judío, futuro primer ministro, David Ben Gurion proclamó el Estado Judío. Los británicos, antes y durante la guerra, hicieron llamamientos a la migración de judíos europeos a palestina, marcando el camino para la creación del nuevo estado.

El papel internacional de británicos y franceses comenzó a decaer después de la crisis del Canal de Suez en 1956. Durante los sesenta y setenta del siglo XX, los británicos comenzaron a salir de la Península Arábiga. Se retiraron de Kuwait en 1965, el protectorado de Adén en 1967, de Muscat y Omán en 1970 y de Qatar y emiratos Árabes Unidos en 1971.

Desde entonces, apenas han cambiado las fronteras de los países árabes, excepto por la reunificación en 1990 de Yemen del Norte y Sur. En 1993 el Acuerdo de Oslo entre palestinos e israelíes sólo condujeron a que los palestinos se vieran limitados a su propio autogobierno en dos zonas geográficamente inconexas en la Franja de Gaza y la parte Oeste en Cisjordania.oriente-medio-mapa

Conclusiones después de cien años del Tratado de Sykes-Picot

El inicial tratado de Sykes-Picot, elaborado y firmado en secreto, y los posteriores acuerdos para repartirse los restos del Imperio Otomano fueron la muestra de hasta dónde la avaricia imperialista podía llegar. Para nada se tuvieron en cuenta a la hora de la división del territorio sus lenguas, culturas, tribus o religiones.

Aunque el diseño inicial de la repartición lo realizaron Sykes y Picot, la configuración definitiva se estableció después del Tratado de Sevres y en la Conferencia del Cairo, celebrada en 1921 y presidida por Wiston Churchil, partiendo del tratado de Sykes-Picot y la Declaración de Balfour.

El engaño se usó como arma maquiavélica para prometer aquello que no se tenía la intención de cumplir. Los “imperios democráticos” británico y francés no tuvieron escrúpulos a la hora de anteponer sus intereses coloniales a los valores que pregonaban defender.

Los soviéticos, una vez depuesto el zar Nicolás II, y los norteamericanos no participaron en el reparto colonial. Ideológica y paradójicamente unidos contra el imperialismo, dejaron para más adelante, después de la Segunda Guerra Mundial, la repartición de las zonas de influencia, abandonando entonces sus respectivos ideales marxistas y liberales contrarios al imperialismo.

Los poderes imperiales tuvieron la precaución de nombrar reyes y líderes dóciles a su causa en los territorios que controlaban. La corrupción se generalizó provocando descontento general entre la población árabe.

Cien años después de Sykes-Picot los árabes se sienten todavía la humillación histórica del reparto, que causa tanto rechazo a Occidente y  fomenta la expansión del islamismo radical.

La unificación de algunos territorios y la separación de otros ha agravado el conflicto entre la comunidades suní y chií. La rivalidad es el reflejo de la tradicional enemistad árabe-persa que hoy en día se traduce en el ansia por dominar la ideología del mundo musulmán según sus respectivas visiones del Islam. La competición se traduce en lucha por dominar las producciones y transporte del gas y petróleo, y en una escalada militar que puede conducir a otra confrontación bélica.

El engaño a los árabes con relación al reparto de Palestina con la posterior creación del Estado de Israel constituye uno de los principales agravios y la causa del permanente conflicto palestino-israelí.

La indefinición sobre la nación kurda es otra parte importante del tratado Sykes-Picot y posteriores acuerdos. El territorio kurdo se encuentra dividió entre cuatro estados: Iraq, Siria, Turquía e Irán. La paradoja actual es que el Estado Islámico y los kurdos, ambos fervientes detractores de la división Sykes-Picot, luchan en bandos diferentes para reformar las fronteras actuales.

El patrocinio de los líderes corruptos de las entidades y posteriores estados creados por parte de las potencias vencedoras (después de la Gran Guerra Francia y Reino Unido, y luego tras la Segunda Guerra Mundial de La Unión Soviética y Estados Unidos) y al servicio de los intereses de ellas ha contribuido a la desafección de regímenes de modelo socialista u occidental en beneficio del crecimiento de la vía del islamismo.

El resultado final es: golpes de estado, inestabilidad política, subdesarrollo en casi todos los órdenes, revoluciones, fanatismo religioso, terrorismo y guerras.

Oriente Medio es un nido de confusión por tanta mezcla realizada sin sentido y por tanta riqueza natural de su subsuelo que ha llevado a la ambición por el control de la región. La historia, pasada y reciente, con ese punto de partida en el tratado de Sykes-Picot, nos muestra el peligro del menosprecio de las culturas de las personas que habitan territorios sobre los que los imperios coloniales declararon su derecho con el argumento de la conquista militar.

A principios del siglo XXI el mundo árabe, cien años después del Tratado de Sykes-Picot, comenzó a de nuevo a agitarse después de la invasión de Iraq, la Primavera Árabe, la guerra de Siria y el surgimiento del Estado Islámico.

En junio de 2014, el ISIL cambió las fronteras de Iraq y Siria, para restaurar el Califato sobre los escombros de Sykes-Picot.

Javier Jiménez Olmos

23 de mayo de 2016

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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