Introducción

Hablar sobre Cuba en España es asunto delicado por la polarización que produce el tema. No obstante, hay que atreverse a manifestarse sobre este asunto, y hacerlo desde el respeto, la argumentación y la documentación, a la que puede seguir un debate constructivo. Este artículo es un intento de exponer una visión sobre Cuba que no sea solamente un titular mediático o una posición política determinada.

Se ha tratado de buscar fuentes acreditadas para abordar la situación, lo cual no quiere decir que sean dogma irrefutable. El objetivo es divulgar algunos aspectos que no siempre son expuestos con la rigurosidad necesaria para entender y resolver los conflictos. No quiere decir que este trabajo tenga la rigurosidad científica para considerarse un trabajo académico, sería un acto de arrogancia por parte del autor. El principal objetivo es que aquellas personas interesadas, y no iniciadas en la situación cubana, puedan tener un punto de partida para ampliar sus conocimientos al respecto y sacar sus propias conclusiones.

Así, se ha procurado encontrar documentos que hayan tratado las cuestiones que están suscitando mayor debate, a saber: si Cuba es o no una dictadura, y si los embargos que Estados Unidos somete a Cuba son los responsables de la actual situación de crisis social y económica. Además, se ha añadido un apartado para comprobar los grandes intereses españoles en Cuba. Se ha finalizado este trabajo con conclusiones del autor sobre la posibilidad de una transición democrática en Cuba.

(Algunas de las fuentes que se mencionan están escritas en idioma inglés, tal y como están en el original de los informes citados, se ha escrito de este modo para evitar traducciones libres, que puedan estar impregnadas de la visión particular del autor)

Breve repaso histórico sobre Cuba

El primero de enero de 1959 triunfó la revolución cubana liderada por Fidel Castro para acabar con la dictadura presidida por Fulgencio Batista. A partir de ese momento las relaciones con Estados Unidos comenzaron a deteriorarse. Castro, desde el primer momento, abordó una reforma agraria que afectó a los intereses norteamericanos, principalmente a la compañía United Fruit, que tenía el monopolio del azúcar. Como represalia, los Estados Unidos dejaron de importar azúcar de Cuba, lo que colapsó la economía cubana, tan dependiente de las exportaciones de ese producto. La Unión Soviética (URSS) se ofreció entonces para importar el azúcar a cambio del suministro de petróleo.

Cuando el primer cargamento de petróleo arribó a Cuba, las multinacionales Texaco y Esso se negaron a refinarlo. La reacción del gobierno castrista fue la nacionalización de esas empresas norteamericanas. El 5 de enero de 1961, Estados Unidos rompió sus relaciones con Cuba. Castro, que hasta entonces no había hecho ninguna declaración ideológica, se declaró comunista. La llamada crisis de los misiles en 1962, provocada por la instalación soviética de rampas de lanzamiento de misiles nucleares en territorio cubano, agravó el conflicto de Estados Unidos con Cuba, prolongado hasta los tiempos actuales.

El gobierno norteamericano ha liderado la política de aislamiento contra el régimen castrista. La Ley Helms-Burton (1996) fue la culminación de la regulación de los embargos que la Administración estadounidense ha practicado sistemáticamente contra Cuba. Todo comenzó con la Ley de Libertad y Solidaridad sancionada en febrero de 1962 por la que la Administración norteamericana internacionalizaba el embargo a Cuba.  Según esta ley, se privaba a Cuba del ingreso en los organismos financieros, por lo que no podría obtener crédito alguno. Además, dicha norma prohibía a terceros países vender en Estados Unidos artículos con componentes fabricados en Cuba.

Cuba ha sido uno de los últimos desacuerdos de la guerra fría entre Moscú y Washington. El 17 de diciembre de 2014, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, junto con el de Cuba, Raúl Castro, anunciaron el acuerdo de normalizar las relaciones entre sus dos países. Fue el resultado de conversaciones secretas entre ambos estados, con la mediación del Papa Francisco y el gobierno de Canadá. Obama estaba convencido de que la política norteamericana con relación a Cuba no había logrado los resultados previstos. A todo ello se sumaba la opinión pública y la mayoría de los gobiernos latinoamericanos favorables al final del bloqueo.

La embajada norteamericana se reabrió en la Habana después de su cierre en 1961. También se acordó una agenda de cooperación, la reanudación de vuelos directos entre ambos países y del servicio postal. El presidente Obama visitó la isla el 26 de marzo de 2016 “para enterrar el último rescoldo de la guerra fría en el continente americano”. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca truncó algunos proyectos. El diálogo se paralizó, por lo que Rusia, cuarto socio comercial de Cuba, vio otra oportunidad para presionar a Estados Unidos a pocos kilómetros de su territorio. Lo que se ha plasmado en una condonación del 90 por ciento de la deuda que Cuba tiene contraída con Rusia y el suministro en condiciones favorables de petróleo.

España es el tercer socio comercial de Cuba, después de Venezuela y China, y es el principal inversor en el sector turístico. Juan Carlos I visitó La Habana en la Cumbre Iberoamericana de 1999, y como Rey Emérito asistió al funeral de Fidel Castro en noviembre de 2016. Felipe González, como Presidente del Gobierno de España, había visitado a Castro en 1986. Con el gobierno de Aznar las relaciones fueron tensas, porque el presidente del gobierno español defendió en la Unión Europea (UE) las sanciones a Cuba. Cuando Rodríguez Zapatero sustituyó a Aznar cambió su política hacia Cuba. En el 2005 la UE suspendieron las sanciones y en el 2008 las levantó definitivamente. La posición española fue decisiva para el cese del embargo.

En el 2006, Raúl Castro, hermano de Fidel, asumió el poder en Cuba con la necesidad de mejorar la imagen del país y del régimen. En el 2010 acordó con la Iglesia Católica la excarcelación de 53 presos políticos. Por lo que respecta a España, la tensión con la Habana volvió a reaparecer con la llegada a la presidencia del gobierno conservador en 2011. Pedro Sánchez, recién elegido presidente del Gobierno de España, visitó Cuba 32 años después de que los hiciera Felipe González. Aunque El Rey Juan Carlos I y el Presidente del Gobierno, José María Aznar, estuvieron en Cuba en noviembre de 1999, lo hicieron para participar en la IX Cumbre Iberoamericana y no como visita de Estado. Una estancia durante esta cumbre llena de tensiones por las tirantes relaciones del señor Aznar con el presidente cubano.

Los gobiernos conservadores se han distanciado de Cuba, mientras que los socialdemócratas han intentado el acercamiento. Con la visita del presidente Sánchez se abrió una nueva oportunidad para que España colaborara de una manera activa en el periodo político de transición que se pudiera abrir en Cuba. Sin olvidar la agenda del debate por los derechos humanos, las buenas relaciones de España con Cuba serán un factor potenciador de una transición política en Cuba, hacia sus relaciones con la Unión Europea y la parte de la comunidad internacional de la que se ha mantenido distante. España, con esa visita abrió un periodo de colaboración entre dos países con poblaciones hermanas, al margen de las divergencias que hayan tenido determinados líderes políticos.

¿Es Cuba una dictadura?

La discusión sobre si Cuba es o no una dictadura despierta mucho interés en el debate político en España. Sin embargo, hay unos parámetros que definen la calidad democrática de un Estado y, por tanto, si es o no una dictadura. Revisando los informes de algunas instituciones u organizaciones internacionales que aluden a la situación política en Cuba y el respeto a los derechos humanos, se puede deducir si el Estado cubano es una dictadura.

Human Rights Watch en su informe de 2021(disponible en https://www.hrw.org/es/world-report/2021/country-chapters/377428 ) establece que:

«El gobierno cubano reprime y castiga cualquier forma de disenso y crítica pública. Sigue utilizando contra sus críticos tácticas como golpizas, denigración pública, restricciones a la posibilidad de viajar, detenciones por períodos breves, multas, acoso en línea, vigilancia y despidos de los puestos de trabajo. En octubre de 2019, Miguel Díaz-Canel fue confirmado como presidente de Cuba con casi el 97 % de los votos de los miembros de la Asamblea Nacional. Durante su presidencia no se han producido cambios en las políticas del gobierno sobre derechos humanos. El gobierno sigue llevando a cabo detenciones arbitrarias e intimida a quienes manifiestan críticas. Bajo su gobierno, Cuba ha aplicado el Decreto-ley 370/2018, que entró en vigor en julio de 2019 y que limita gravemente la libertad de expresión, a los fines de detener, multar y acosar a críticos».

Así mismo Amnistía Internacional en su informe de 2020-2021 (disponible en: https://www.amnesty.org/download/Documents/POL1032022021SPANISH.PDF p.168) dice lo siguiente sobre Cuba:

“las autoridades seguían reprimiendo todas las formas de disidencia, por ejemplo, encarcelando a artistas independientes, periodistas y miembros de la oposición política”.

La Organización de Estados Americanos (OEA) en su informe de la COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Situación de los derechos humanos en Cuba de la OEA (disponible en: http://www.oas.org/es/cidh/informes/pdfs/Cuba2020-es.pdf  p.61) afirma que:

“A nivel constitucional, Cuba se considera un Estado de partido único, en el que el Partido Comunista es la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado.”

La revista The Economist en su estudio sobre democracia y autoritarismo en el mundo ofrece la clasificación que se puede ver en este enlace El mapa del índice de democracia – Mapas de El Orden Mundial – EOM

De la lectura completa de los informes citados de Human Rights Watch, Amnistía internacional y la OEA, y observando el mapa de la democracia en el mundo, cada lector puede inferir si en Cuba se respetan los derechos humanos y si es o no una dictadura.

Sin embargo, el caso de Cuba, con relación al respeto a los derechos humanos y la democracia, desgraciadamente, no es una excepción.

De Arabia Saudí dicen en Humana Rights Watch (ver https://www.hrw.org/sites/default/files/media_2021/01/hrw_world_report_2021.pdf p. 578):

“in 2020 despite the country’s longstanding human rights abuses, but the Covid-19 pandemic forced authorities to turn G20 events, including the leaders’ summit, into virtual forums. Authorities failed to hold high level officials accountable for suspected involvement in the murder of Saudi journalist Jamal Khashoggi in 2018. Instead, a Saudi court sentenced eight lower level operatives found responsible for the murder to prison terms of 7-20 years in a trial that lacked transparency. The court originally sentenced five of the eight men to death in December 2019, but the penalties were later reduced. In August, former Saudi intelligence official Saad al-Jabri filed a lawsuit against Saudi Crown Prince Mohammed bin Salman in a United States court alleging that the crown prince sent a hit squad to murder him in Canada in 2018. Saudi authorities detained two of al-Jabri’s adult children in March and held them incommunicado in an apparent effort to coerce al-Jabri to return to Saudi Arabia. Through 2020, the Saudi-led coalition continued a military campaign against the Houthi rebel group in Yemen that has included scores of unlawful airstrikes that have killed and wounded thousands of civilians»

Y también Amnistía Internacional establece sobre ese mismo Estado saudí lo siguiente (disponible en https://www.amnesty.org/download/Documents/POL1032022021SPANISH.PDF p. 81):

“Se intensificó la represión del derecho a la libertad de expresión, asociación y reunión. Entre quienes sufrieron hostigamiento, detención arbitraria, procesamiento y/o prisión había personas críticas con el gobierno, activistas de los derechos de las mujeres, defensores y defensoras de los derechos humanos, familiares de activistas, periodistas, miembros de la minoría chií y personas que criticaban en Internet las respuestas del gobierno a la pandemia de COVID-19. Al finalizar el año, prácticamente la totalidad de los defensores y defensoras saudíes de los derechos humanos que se sabía que desarrollaban su labor dentro del país estaban detenidos o encarcelados. Continuaron celebrándose juicios manifiestamente injustos ante el Tribunal Penal Especializado y otros órganos judiciales. Los tribunales recurrieron ampliamente a la pena de muerte, y hubo ejecuciones por una amplia variedad de delitos. Los trabajadores y trabajadoras migrantes eran aún más vulnerables a los abusos y la explotación debido a la pandemia, y miles de ellos fueron recluidos arbitrariamente y en condiciones terribles, lo que causó un número indeterminado de muertes.”

Sin embargo, con Arabia Saudí una parte de los países que acusan a Cuba de dictadura mantienen excelentes relaciones con el régimen de esta monarquía del Golfo. Con Arabia Saudí, para la hipocresía democrática de estos países que condenan al régimen cubano, no importa su falta de respeto a los derechos humanos para hacer negocios, incluso para proveerles ingentes cantidades de armas que no son utilizadas precisamente para actividades democráticas, como ya han demostrado en la guerra del Yemen.

El de Arabia Saudí es uno de los ejemplos más significativo del cinismo de las relaciones internacionales, la prueba de que los derechos humanos y la democracia se defienden cuando a los intereses particulares de determinadas potencias les conviene, y cuando los intereses sectarios de las políticas nacionales lo consideran conveniente para convencer a sus electores.

Leyendo los informes completos sobre derechos humanos también se pueden encontrar alusiones a la falta de respeto a los derechos humanos en lo que se supone democracias consolidadas, así de Estados Unidos Human Rights Watch informa ( ver:  https://www.hrw.org/es/world-report/2021/country-chapters/377523 )

«En  2020 quedaron al descubierto importantes deficiencias en materia de derechos humanos en Estados Unidos.

El impacto enormemente desproporcionado de la pandemia de Covid-19 en las comunidades negras, morenas y nativas americanas, además de las disparidades de larga data en los ámbitos de la salud, la educación y la situación económica, puso en evidencia los duraderos efectos de las leyes y políticas del pasado abiertamente racistas y los continuos obstáculos a la igualdad. El asesinato policial de George Floyd en mayo y una serie de otras muertes de personas negras causadas por la policía provocaron protestas masivas y mayoritariamente pacíficas, que en muchos casos fueron recibidas con brutalidad por los agentes de la ley locales y federales.

El gobierno del presidente Donald Trump continuó desmantelando el sistema de asilo de Estados Unidos, limitando el acceso de las mujeres a la atención médica, socavando las protecciones del consumidor contra prestamistas depredadores y cobradores de deudas abusivos, y debilitando las regulaciones que reducen la contaminación y abordan el cambio climático. Después de que los funcionarios electorales de EE.UU. contaran los votos para las elecciones presidenciales, que determinaron a Joe Biden como el presidente electo, Trump hizo acusaciones infundadas de fraude electoral.

En política exterior, EE.UU. actuó en varios frentes para socavar las instituciones multilaterales, incluso mediante el uso de sanciones para debilitar la Corte Penal Internacional. Ignoró el derecho internacional de los derechos humanos al asociarse con gobiernos abusivos, aunque sancionó a varias personas y gobiernos por vulnerar los derechos humanos.»

Y sobre Estados Unidos, Amnistía Internacional escribe (Ver https://www.hrw.org/sites/default/files/media_2021/01/hrw_world_report_2021.pdf p. 190)

“El historial de derechos humanos del gobierno de Trump, en general deplorable dentro y fuera del país, siguió deteriorándose en 2020. Se registraron manifestaciones masivas en todo el país, con la pandemia de COVID-19, las disputadas elecciones generales y una reacción racista generalizada contra el movimiento Black Lives Matter como telón de fondo. En respuesta a los miles de manifestaciones públicas contra el racismo institucional y la violencia policial, las autoridades encargadas del cumplimiento de la ley emplearon de forma habitual fuerza excesiva contra manifestantes y defensores y defensoras de los derechos humanos, y no contuvieron las contramanifestaciones violentas que tuvieron lugar contra reuniones básicamente pacíficas. El ejecutivo también trató de menoscabar los mecanismos internacionales de protección de los derechos humanos de las mujeres, las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales (LGBTI) y las víctimas de crímenes de guerra, entre otros grupos. También aprovechó la pandemia de COVID-19 para seguir sometiendo a las personas migrantes y solicitantes de asilo a abusos contra los derechos humanos. Joe Biden fue declarado vencedor de las elecciones presidenciales que se celebraron en noviembre.”

¿Por qué las protestas actuales?

La mayoría de las protestas contra gobiernos dictatoriales, aunque también contra los democráticos vienen causadas por motivaciones estructurales ligadas a la economía. En Cuba, está sucediendo lo que era previsible. Un sistema económico caduco en su concepción ideológica y en su gestión se ha visto agravado por la pandemia del covid 19, que ha causado estragos en la industria del turismo, principal fuente de ingresos del país, que carece de recursos naturales exportables. Toda esta crisis económica se ve incrementada por las durísimas sanciones a las que Estados Unidos somete al Gobierno de Cuba y que recaen directamente sobre el pueblo cubano.

Tampoco lo que sucede en Cuba es diferente, si exceptuamos lo de las sanciones (de las que se escribirán a continuación), a lo que sucede en otras partes del mundo donde la pandemia está siendo el detonante de intensas protestas contra los gobiernos de turno, incluso en países desarrollados y democráticos. Cuba es el centro mediático, pero lo que allí sucede puede ser el principio de lo que puede acontecer en otros Estados.

¿Qué responsabilidad tienen los embargos en la situación actual?

También hay un debate intenso sobre la responsabilidad de los embargos en la situación económica de Cuba. Por parte de los sancionadores, sus aliados y sus seguidores políticos los únicos responsables de la actual situación son los dirigentes cubanos, mientras que estos y sus seguidores se defienden argumentando que son los embargos los principales responsables del deterioro de la economía cubana.

Amnistía Internacional en su informe El embargo estadounidense contra Cuba, su impacto en los derechos económicos y sociales (disponible en https://www.amnesty.org/download/Documents/44000/amr250072009spa.pdf  ) argumenta:

“El embargo contra Cuba es uno de los conjuntos más completos de sanciones impuesto por Estados Unidos a cualquier país, incluidos los demás países designados por el gobierno estadounidense como promotores del terrorismo.

Durante casi medio siglo, Estados Unidos ha impuesto unilateralmente un embargo económico, comercial y financiero a Cuba. La severidad y el alcance de las sanciones han variado, dependiendo de los acontecimientos políticos en Cuba, en Estados Unidos y en el resto del mundo. El carácter continuado del embargo ha provocado debates frecuentes e intensos en foros internacionales. La Asamblea General de la ONU ha condenado repetidamente el embargo estadounidense por considerarlo contrario a la Carta de las Naciones Unidas y al derecho internacional. El 29 de octubre de 2008, la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución en la que, por decimoséptima vez, pedía a Estados Unidos que pusiera fin al embargo contra Cuba.2 Aquella resolución se aprobó por 185 votos a favor, 3 en contra y 2 abstenciones.3 La Comisión Interamericana de Derechos Humanos también ha reiterado su posición respecto al “impacto que generan tales sanciones económicas sobre los derechos humanos de la población cubana, por lo cual insiste en que el embargo debe terminar”.4 La comunidad internacional ha denunciado el embargo estadounidense porque viola el derecho internacional, y también por motivos morales, políticos y económicos. Desde que Barack Obama ocupó su cargo como presidente de Estados Unidos en enero de 2009, ha habido un intenso debate y numerosos llamamientos nacionales e internacionales para que Estados Unidos levante su embargo contra Cuba. Por desgracia, dentro de este debate apenas se hace mención al impacto negativo del embargo sobre los derechos humanos de la población cubana”

En noviembre de 2019, La Asamblea General de Naciones Unidas reiteró con 187 votos manifestó su posición contra los embargos a Cuba (ver: https://news.un.org/es/story/2019/11/1465061 )

En esa sesión «la Asamblea consideró obsoleta y contra el multilateralismo los embargos estadounidenses¨:

“Los oradores del debate, a título nacional y como representantes de bloques como el Grupo de los No Alineados, el G77 más China, CARICOM o la Unión Europea pugnaron por el levantamiento sin dilación del embargo, considerando que tiene un alto impacto humanitario en la población cubana, además de que impedirá que ese país alcance los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Coincidieron al urgir a la derogación de leyes de efecto extraterritorial como la Helms-Burton, que afecta la soberanía de otros Estados, los intereses legítimos de entidades o personas bajo su jurisdicción y la libertad de comercio y navegación.

Asimismo, destacaron el carácter antagónico del embargo con los principios del multilateralismo y afirmaron que contraviene el principio de no intervención y desestabiliza a regiones enteras, como ocurre en el Caribe.

Las distintas delegaciones calificaron al bloqueo como una política obsoleta sin asidero ético o jurídico y dijeron que viola el derecho internacional.”

¿Cuál es el interés de España en Cuba?

Para empezar, el Título III de la Ley Helms-Burton (que regula los embargos estadounidenses a Cuba), es una medida que compromete seriamente las inversiones españolas en Cuba (ver: https://oncubanews.com/opinion/las-elecciones-generales-en-espana-y-los-intereses-de-cuba/ )

Los intereses económicos españoles en Cuba se reflejan en este artículo del periódico La Vanguardia (ver: https://www.lavanguardia.com/politica/20191108/471450424278/cuba-y-espana-una-alianza-economica-a-prueba-de-crisis.html) que dice:

“España exportó productos a Cuba por valor de 1.016,2 millones de euros entre agosto de 2018 y septiembre de 2019, lo que supone un incremento interanual del 10,2 %, según datos publicados este mes por el Ministerio español de Industria, Comercio y Turismo.

El incremento de dos dígitos pone a Cuba por encima de Argentina, Perú y Ecuador como destino exportador, lo que refleja la «apuesta que realiza la empresa española por este mercado», declaró esta semana la consejera delegada de ICEX España Exportación e Inversiones, María Peña, durante la Feria Internacional de La Habana (Fihav).

Con 110 empresas participantes, España ha sido el país más representado en la mayor bolsa comercial de Cuba, a pesar de ser su tercer socio comercial por debajo de China, que le provee gran parte de sus vehículos y mobiliario urbano, y Venezuela, su principal valedor político y fuente del petróleo que mueve el país.

Unas 3.500 empresas españolas venden productos a Cuba, un incremento del 13 % respecto al año pasado, y de ellas aproximadamente un millar lo hacen de forma regular. Las máquinas y aparatos mecánicos son el principal segmento de estas exportaciones, con un 20 % del valor total, seguidas de dispositivos y materiales eléctricos, materias plásticas, metales y vehículos.

LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS EN CUBA

Aproximadamente 300 empresas españolas operan dentro de Cuba, donde el sector turístico acapara gran parte del volumen de negocio con la presencia de grandes corporaciones hoteleras como Meliá, Iberostar y Barceló, que, operando en régimen mixto con el Gobierno cubano, abarcan el 70 % de las habitaciones en la isla.

Solo Meliá Hotels Internacional acapara más de 14.000 de las 50.000 plazas hoteleras y busca consolidar su liderazgo en el sector hasta 2020 con la apertura de dos nuevos hoteles.

En contraste con el dominio de sus empresas en el sector hotelero, España ocupa un discreto sexto lugar como emisor de turistas a Cuba con 112.175 visitantes en 2018, cifra que además supone un 13 % menos que el año anterior y queda por debajo de Canadá, EE.UU., Francia, Alemania y México.

Al margen de este sector, la mayoría de las empresas españolas en la isla son pymes que se dedican a una amplia variedad de negocios, desde importación de alimentos hasta construcción y maquinaria industrial.

«Esa diversidad de las empresas españolas refleja la diversidad de nuestra presencia aquí y también la diversidad de nuestros intereses en el país», evaluó la consejera delegada del ICEX.

CRISIS, SANCIONES Y LEY HELMS-BURTON

La economía cubana está bajo mínimos por el déficit crónico en la balanza de pagos, la crisis de Venezuela -su principal socio político y valedor- y el endurecimiento del embargo de EE.UU., con medidas como la restricción de vuelos, prohibición de viajes en crucero a Cuba y limitación de importaciones de productos que integren componentes estadounidenses.

Además, la Administración del presidente Donald Trump activó en mayo el título III de la ley Helms Burton, que permite demandas en tribunales de EE.UU. contra firmas extranjeras que se estén beneficiando de bienes expropiados tras la Revolución de 1959, querellas que han afectado ya a empresas hoteleras españolas.

El Gobierno español, así como la Unión Europea, han rechazado frontalmente esta medida extraterritorial de Washington, si bien solo se ha registrado un puñado de demandas y el mayor impacto del título III sobre la economía cubana se atribuye a su efecto disuasorio sobre potenciales inversores extranjeros. EFE”

¿Puede Cuba evolucionar hacia una democracia?

Lo que sucede con Cuba es el claro ejemplo de que algunas democracias occidentales y algunos sectores políticos practican, tan entusiastas de la defensa de la democracia y los derechos humanos, solo lo son cuando convienen a sus intereses económicos y políticos.

Por eso, la pregunta al modo de conclusión de si Cuba podría evolucionar hacia un sistema democrático. La democracia sería posible si se pudieran organizar unas elecciones libres con la supervisión externa de la Unión Europea, capitaneada por España, no solamente por los intereses económicos anteriormente mencionados, sino por la hermandad española con el pueblo cubano reflejada en lengua, tradiciones y cultura.

Los cubanos necesitan libertad para ejercer sus derechos democráticos como la de manifestarse, pero también necesitan libertad para dispones de alimentos y medicinas, para poder gozar de niveles de bienestar y llevar una vida digna.

Por tanto, los embargos tienen que levantarse como condición indispensable para abordar un proceso democrático. Sin los embargos, además de liberar al pueblo de la escasez, los mandatarios ya no tendrían excusa alguna para culpabilizar de su deficiente gestión a las fuerzas exteriores.

España fue capaz pasar de una dictadura militar y transformarse en una democracia de las mejores del mundo, la cubana también lo es en cierto modo, dada el gran poder e influencia de los militares en la vida pública de Cuba. España lo hizo también gracias a la colaboración internacional que en ningún presionó con embargos o actitudes similares, sino más bien todo lo contrario.  El pueblo cubano se merece el mismo trato.

Javier Jiménez Olmos

14 de julio de 2021

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