En el mundo 800 millones de personas no están suficientemente alimentadas y 12 millones de niños mueren cada año como consecuencia de enfermedades evitables o curables en los países desarrollados. La Organización Mundial de la Salud considera que la mayor parte de la mortalidad infantil es consecuencia de una deficiente nutrición.
Según el Africa Progress Panel, publicado en mayo de este año 2014, el nivel de crecimiento del PIB para el continente africano será casi de un 6%. Sin embargo, en la actualidad uno de cada tres pobres en el mundo vive en África, como también consta en el mencionado informe.
De los veinticinco países que más han crecido en el periodo 2008-2013, veinte son africanos. No obstante, África es el segundo continente con una distribución de la renta más desigual, por detrás de América Latina. Y si la situación no cambia, el 20% de los africanos sufrirán extrema pobreza en las próximas décadas.
Pero a los poderes económicos esa “microeconomía diaria” parecen importarle bien poco. A “ellos”, los poderosos, les importa la macroeconomía que es la parte de la economía que se ocupa de las demandas de los ricos.
Todavía, más de 400 millones de africanos viven en la pobreza y con graves amenazas que pueden ocasionar un incremento dramático de la miseria, como son: el cambio climático, la expoliación de sus recursos naturales y la especulación con los precios de los alimentos. Estos tres factores serán decisivos para que se produzca un incremento de la migración consecuencia del empeoramiento de las condiciones de vida.
La emigración no es solamente una momentánea salvación para las economías individuales o familiares. Las remesas, el dinero que los emigrantes envían a sus países de origen, son una importante fuente de ingresos para sus respectivos países. Pero también en este caso, individuos y Estados, sufren las consecuencias de la explotación financiera.
Para gran parte de los africanos la media de coste de los envíos de su dinero es del 12%. Según lo confirma el mencionado Africa Progress Panel, estas “comisiones” las perciben las grandes compañías del sector como la Western Union o Money Gram, que constituyen casi un monopolio que absorbe las dos terceras partes del mercado de transferencias. A sus ganancias por comisiones hay que añadir las obtenidas por el tipo de cambio que realizan, siempre el menos favorable para el impositor. Lo que en total supone un beneficio del 20% por sólo realizar un “apunte virtual”.
Los beneficios obtenidos de ese modo por esas grandes empresas suponen 1.800 millones de dólares anuales, “lo que equivaldría a escolarizar 14 millones de niños y facilitar agua potable a 21 millones de personas”.
Como ya se ha dicho, 800 millones de personas pasan hambre en un planeta donde se producen más alimentos de los que se necesitan. El hambre y la malnutrición son las más graves amenazas para la seguridad humana: producen debilidad que conduce a enfermedades y a la muerte; y causa inestabilidad política que puede conducir a la violencia.
Conviene recordar que 40.000 personas mueren diariamente como consecuencia del hambre o la malnutrición, y que al mismo tiempo el gasto diario militar mundial es de 4.000 millones de dólares.
Y mientras la gente se muere de hambre, se especula con el precio de los alimentos, lo mismo que se ha hecho con el precio de la vivienda. El llamado mercado de futuros, crea unas subidas espectaculares de los precios de los alimentos, de modo que los especuladores obtienen ingentes beneficios a costa de que millones de seres humanos no puedan comprar alimentos básicos por el alto coste.
Según la FAO, en el año 2008, los precios de los alimentos subieron en algunos países una media del 39%, los cereales el 71%, lo que constituyó una gran tragedia para las economías más débiles.
A los especuladores (quizás habría que llamarlos de otro modo) poco les importó que sus prácticas de ingeniería financiera causaran tanta desolación y miseria. Ellos se defienden alegando que sus prácticas son legales de acuerdo con las leyes del mercado. Pero lo cierto es que los precios reales siguen paralelos a los de la especulación (lo mismo que ha ocurrido con las viviendas).
El hambre es también un gran negocio del que se lucran unos pocos a costa del sufrimiento y la muerte de millones de seres humanos.
En estos días de Navidad convendría recordar las palabras del Arzobispo de Tánger, Santiago Agrelo, persona en contacto diario con los problemas de la inmigración y pobreza: “Todos cerramos los ojos en nombre de nuestro derecho a no mirar lo que no queremos ver”
O las del Papa Francisco en su mensaje con motivo de la Jornada Mundial de la Paz: “todavía hay millones de personas –niños, hombres y mujeres de todas las edades– privados de su libertad y obligados a vivir en condiciones similares a la esclavitud”.
¡Feliz Navidad!
Javier Jiménez Olmos
22 de diciembre de 2014
Voy a enviarlo ahora mismo como felicitación de Navidad.
Totalmente de acuerdo apreciado Javier «el hambre también es un negocio» y es tiempo de unirnos y trabajar juntos en acciones concretas para transformar ese problema global del cual sufren no solamente los países africanos sino también otros en muchas partes del mundo. FELIZ NAVIDAD.
Said, muchas gracias por tu comentario, efectivamente hay que trabajar para corregir tanta injusticia.
De cualquier cosa y , lo que es peor, de las personas, hacen negocio las multinacionales y aquellos que se enriquecen continuamente. Pero la economía (las cifras macroeconómicas que siempre favorecen a los mismos) va muy bien! ¡Que importa que unos pobres desgraciados ( millones de personas) mueran de hambre , de enfermedades -curables- , que se queden sin casa. Eso es simple microeconomía , un efecto colateral de las «estupendas» actuaciones financieras que hacen crecer a los países occidentales. Y es verdad, miramos hacia otro lado porque la realidad incomoda nuestras plácidas vidas. A veces siento vergüenza del ser humano y de mi misma. Seguro que podría hacer algo mas que sirviera para mejorar la vida de algún habitante de este pequeño mundo , que es de todos y no solo de unos pocos que parecen .o parecemos, habernos apropiado de él
Gracias Toñi por comentar el artículo, hay que seguir trabajando para mejorar la vida de los más desfavorecidos, hay que recordar a los poderosos y a nosotros mismos que todos los seres humanos tenemos los mismos derechos.
Vergüenza siento de pertenecer a un mundo donde lo que menos interesa es el hermano…una llamada vivir y trabajar para que otro mundo fraterno sea posible
Ana Pilar, gracias por leer y comentar el blog. Entre todos tenemos que intentar cambiar este mundo todavía tan lleno de injusticias.