La guerra de Ucrania entra en una nueva fase, al menos eso es lo que nos cuentan, parece que Rusia pierde parte del terreno invadido.  Ante la aparente debilidad rusa, puede que sea el momento oportuno para iniciar una negociación que acabe con esta guerra.

Intentar analizar lo que sucedió antes de la invasión rusa de Ucrania y todo lo que ocurre después no es tarea sencilla. Las soluciones para la guerra Ucrania hay que buscarlas no solo en el presente sino también en el pasado y en el futuro.

Vivimos en una región del planeta donde tenemos acceso a una determinada información, pero no conocemos la otra parte de la realidad.  La presunción de veracidad de nuestras fuentes de información es aceptada sin discusión, como en aquellos juicios donde solo se tiene en cuenta la versión de la autoridad competente y se duda o desprecia a cualquier otro testigo.

Casi todos los titulares de los medios occidentales hablan de guerra, de sanciones y de la maldad del ejército ruso. Me imagino que en los medios rusos y prorrusos harán lo mismo en sentido contrario. pero poco o nada se habla de salidas negociadas al conflicto en ninguna de las dos partes.

Independientemente de quién comienza una guerra, una vez iniciada ya no se puede hablar de bando de buenos o malos, la crueldad se extiende en todos los bandos, eso es lo que nos dice la experiencia y la historia.

Parece como si la paz solo se le importara a unos pocos. La propaganda occidental transmite cualquier intento de diálogo como un servicio Putin. Es el riesgo que corren todos aquellos que de un modo analítico en busca de la paz tratan de que esta guerra termine lo antes posible. 

En Occidente, Putin demonizado, el capitán del “eje del mal”, pero en Rusia y sus países aliados el «eje del mal» lo encabeza Biden. Es el juego de la propaganda: ellos o nosotros (ellos los malos, nosotros los buenos).

Efectivamente siempre hay un responsable de una guerra, que suele ser el que ataca o invade, pero eso es una versión simplificadora e interesada. 


Recordemos invasiones o agresiones recientes llevadas a cabo por el “eje del bien”: Afganistán (aunque también fue invadido previamente por el “eje del mal”) Irak o Libia. ¿Fueron necesarias, fueron justas, contribuyeron a estabilizar esos países? ¿Algún otro país sancionó a los invasores o agresores, alguien dejó de dialogar negociar (de hacer negocios) con los agresores? ¿En el presente, algún miembro del “eje del bien” ha borrado de su lista de amistades a las dictaduras teocráticas de la península arábica?

Sin justificar, ni aprobar la invasión de parte del territorio ucranianono queda otro remedio que buscar soluciones dialogadas. La teoría de la resolución pacífica de conflictos dice que no tiene que haber ceremonia de vencedores y vencidos, eso no significa exculpar a los causantes y provocadores de una guerra, significa no ahondar en los errores del conflicto para dar paso a la paz. 

No podemos imaginar una Ucrania humillada cediendo una parte de su territorio, sería dar la razón a la violencia y el desprecio la legalidad internacional.  Sin embargo, esa violencia y desprecio ya la hemos vivido en Irak con una invasión unilateral sin el amparo de una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones. No obstante, nadie ha sido condenado como responsable de esa invasión ilegal. 

Una derrota en Ucrania sería desestabilizadora para Rusia, con el consiguiente peligro de una mayor radicalización nacionalista. Hay que considerar que la actitud de Putin es el resultado del colapso soviético y las sucesivas ampliaciones de la OTAN, consideradas por el nacionalismo ruso como una humillación. Por consiguiente, una salida de Ucrania dialogada, sin humillación, es lo conveniente.

La guerra solo interesa a unos pocos, aunque perjudica la mayoría, lo estamos comprobando: mueren ucranianos y soldados rusos, y se encarecen los precios de bienes de consumo en todas partes del mundo.

¿Quiénes se benefician de la guerra? Ya lo decía Orwell en su novela 1984: «la guerra no está para ganarla sino para un perpetuarla porque es un gran negocio». 

Es necesario que la guerra acabe cuanto antes, que políticos, medios de comunicación y ciudadanos hablemos de buscar soluciones para la paz cuanto antes, en vez de instigar o apoyar más acciones militares, como se está haciendo ahora.

Europa es dependiente energéticamente, no solo de la Rusia de Putin, también de otros autócratas y dictadores con los que no se tienen a objeción alguna para hacer negocios.


Se nos advierte incesantemente que el invierno será duro, y lo será seguramente para todos, excepto para los que siguen beneficiándose de la guerra. La paz es posible.

Javier Jiménez Olmos

19 de septiembre de 2022

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