El primero de enero de 1959 triunfó la revolución cubana liderada por Fidel Castro. A partir de ese momento las relaciones con Estados Unidos comenzaron a deteriorarse. Castro, desde el primer momento, abordó una reforma agraria que afectó a los intereses norteamericanos, principalmente a la compañía United Fruit. Como represalia, los Estados Unidos dejaron de importar azúcar cubana, lo que colapsó la economía cubana, tan dependiente de las exportaciones de ese producto. La Unión Soviética (URSS) se ofreció entonces para importar el azúcar a cambio del suministro de petróleo.
Cuando el primer cargamento de petróleo arribó a Cuba, las multinacionales Texaco y Esso se negaron a refinarlo. La reacción del gobierno castrista fue la nacionalización de esas empresas norteamericanas. El 5 de enero de 1961, Estados Unidos rompió sus relaciones con Cuba. Castro, que hasta entonces no había hecho ninguna declaración ideológica, se declaró comunista. La llamada crisis de los misiles en 1962, provocada por la instalación soviética de rampas de lanzamiento de misiles nucleares en territorio cubano, agravó el conflicto de Estados Unidos con Cuba, prolongado hasta los tiempos actuales.
El gobierno norteamericano ha liderado la política de aislamiento contra el régimen castrista. La Ley Helms-Burton (1996) fue la culminación de la regulación de los embargos que la Administración estadounidense ha practicado sistemáticamente contra Cuba. Todo comenzó con la Ley de Libertad y Solidaridad sancionada en febrero de 1962 por la que la Administración norteamericana internacionalizaba el embargo a Cuba. Según esta ley, se privaba a Cuba del ingreso en los organismos financieros, por lo que no podría obtener crédito alguno. Además, dicha norma prohibía a terceros países vender en Estados Unidos artículos con componentes fabricados en Cuba.
Cuba ha sido uno de los últimos desacuerdos de la guerra fría entre Moscú y Washington. El 17 de diciembre de 2014, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, junto con el de Cuba, Raúl Castro, anunciaron el acuerdo de normalizar las relaciones entres sus dos países. Fue el resultado de conversaciones secretas entre ambos estados, con la mediación del Papa Francisco y el gobierno de Canadá. Obama estaba convencido de que la política norteamericana con relación a Cuba no había logrado los resultados previstos. A todo ello se sumaba la opinión pública y la mayoría de los gobiernos latinoamericanos favorables al final del bloqueo.
La embajada norteamericana se reabrió en la Habana después de su cierre en 1961. También se acordó una agenda de cooperación, la reanudación de vuelos directos entre ambos países y del servicio postal. El presidente Obama visitó la isla el 26 de marzo de 2016 “para enterrar el último rescoldo de la guerra fría en el continente americano”. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha truncado algunos proyectos. El diálogo se ha paralizado por lo que Rusia, cuarto socio comercial de Cuba, ve otra oportunidad para presionar a Estados Unidos a pocos kilómetros de su territorio. Lo que se ha plasmado en una condonación del 90 por ciento de la deuda que Cuba tiene contraída con Rusia y el suministro en condiciones favorables de petróleo.
España es el tercer socio comercial de Cuba, después de Venezuela y China, y es el principal inversor en el sector turístico. Juan Carlos I visitó La Habana en la Cumbre Iberoamericana de 1999, y como Rey Emérito asistió al funeral de Fidel Castro en noviembre de 2016. Felipe González, como Presidente del Gobierno de España, había visitado a Castro en 1986. Con el gobierno de Aznar las relaciones fueron tensas, porque el presidente del gobierno español defendió en la Unión Europea (UE) las sanciones a Cuba. Cuando Rodríguez Zapatero sustituyó a Aznar cambió su política hacia Cuba. En el 2005 la UE suspendieron las sanciones y en el 2008 las levantó definitivamente. La posición española fue decisiva para el cese del embargo.
En el 2006, Raul Castro, hermano de Fidel, asumió el poder en Cuba con la necesidad de mejorar la imagen del país y del régimen. En el 2010 acordó con la Iglesia Católica la excarcelación de 53 presos políticos. Por lo que respecta a España, la tensión con la Habana vuelve a reaparecer con la llegada a la presidencia del gobierno conservador en 2011. Parece que de nuevo, con Pedro Sánchez, como recién elegido, un presidente del Gobierno de España, visitará Cuba 32 años después de que los hiciera Felipe González. Aunque El Rey Juan Carlos I y el Presidente del Gobierno, José María Aznar, estuvieron en Cuba en noviembre de 1999, lo hicieron para participar en la IX Cumbre Iberoamericana y no como visita de Estado. Una estancia durante esta cumbre llena de tensiones por las tensas relaciones del señor Aznar con el presidente cubano.
Los gobiernos conservadores se han distanciado de Cuba, mientras que los socialdemócratas han intentado el acercamiento. Con la visita del presidente Sánchez se abre una nueva oportunidad para que España colabore de una manera activa en el periodo político de transición que se abre en Cuba. Sin olvidar la agenda del respeto a los derechos humanos, las buenas relaciones de España con Cuba serán un factor potenciador de una transición política en Cuba, hacia sus relaciones con la Unión Europea y la parte de la comunidad internacional de la que se ha mantenido distante. España, con esta visita reabre un periodo de colaboración entre dos países con poblaciones hermanas, al margen de las divergencias que hayan tenido determinados líderes políticos.
Javier Jiménez Olmos
25 de noviembre de 2018