Las relaciones internacionales deberían basarse en la ética, la solidaridad, el derecho internacional y la defensa de los derechos humanos, sin embargo, no siempre o casi nunca sucede así.

El poder es el fundamento de las relaciones internacionales (también el de las nacionales) y la economía es el principal factor de ese poder. El poder económico dirige a todos los demás poderes. El poder militar obedece y sustenta el modelo de relaciones basadas en los intereses económicos.

Los despliegues militares de las grandes potencias son consecuencia de la protección de sus intereses económicos principalmente.

El poder económico extiende sus garras a todos los órdenes de la vida, la información que reciben los ciudadanos viene condicionada por el poder económico dominante en cada lugar y momento

Para el poder económico es fundamental controlar los medios de comunicación, de modo que pueda lanzar los mensajes convenientemente elaborados a fin de convencer de las bondades del sistema, o para desprestigiar a todo aquel que ose discutirlo.

Así sucede actualmente cuando alguien se atreve a hacer propuestas de paz para Ucrania. El sistema de poder establecido descarga toda su artillería con todo tipo de descalifaciones o en el mejor de los casos de buenista.

Al poder económico le interesa la guerra, es un gran negocio. La guerra finaliza cuando ese poder lo decida, cuando calcule que ya ha vendido todo lo que habían decidido suministrar para «defender la democracia y la libertad» (en todos los bandos siempre dicen defender lo mismo). La guerra termina cuando esos poderes económicos estiman que la reconstrucción produce ya más dividendos que la destrucción.

Interés, ese es el fundamento de la guerra. Interés de unas élites que abusan de la buena fe de millones de personas a las que contaminan con discursos patrióticos

¿Quiénes se benefician de la guerra en Ucrania?

Es el interés de unos desalmados que convencen mediante la propaganda (que naturalmente dominan) de la necesidad de luchar por patrias o de proporcionar armas para que esos pobres patriotas mueran y maten para defenderlas.

El interés económico no tiene límites, es hipócrita porque dice actuar motivado por la defensa de la libertad, mientras no aplica ese discurso democrático a la hora de defender los derechos de millones de personas en el mundo. Personas privadas de esa proclamada libertad porque malviven en la pobreza al carecer de lo más mínimo para cubrir sus necesidades básicas, para permitirles llevar una vida digna.

Cinismo, el de esos poderes económicos, cuando dicen luchar contra dictadores a los que imponen rigurosas sanciones, mientras se abrazan con otros de la misma especie para conseguir sus fines económicos. 

Momento para reflexionar sobre el interés, la hipocresía y el cinismo en las relaciones internacionales.

La guerra, la mayor aberración de las relaciones internacionales, es producto de los intereses de poderes que actuán con hipocresía y cinismo.

Momento para reflexionar sobre la importancia de no sucumbir ante las manipulaciones que conduzcan a conflictos y a las guerras.

Javier Jiménez Olmos

22 de enero de 2023

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