Europa continúa su deriva hacia el populismo y el nacionalismo. El gran proyecto europeo sufre otra grave derrota a la luz de los resultados obtenidos en Italia por los partidos que tradicionalmente han defendido el proyecto europeo. El populismo y el nacionalismo se han impuesto en las elecciones italianas. El Movimiento 5 Estrellas (M5S) y la coalición de centro derecha han barrido prácticamente en toda Italia. La derecha tradicional se encuentra cómoda en esa coalición que agrupa al partido de Berlusconi, Forza Italia, con la derecha xenófoba de la Liga Norte y los neofascistas de Hermanos de Italia.

M5S, Movimiento 5 Estrellas; CDX, coalición centro derecha (incluye Forza Italia de Berlusconi, Liga Norte y Hermanos de Italia); CSX, coalición de centro izquierda. Fuente: http://www.repubblica.it

Si se consultan los más prestigiosos informativos internacionales se pueden encontrar documentados y variados análisis sobre el incierto futuro de Italia y como consecuencia de Europa. Así que, desde estas líneas no se va a ser redundante, y se expondrán algunos aspectos que pueden servir para aprender en España y en Europa.

Primero, el discurso nacionalista se está imponiendo sobre el de la solidaridad y los proyectos comunes. El nacionalismo o, mejor dicho, la perversión del nacionalismo, se alimenta de de la xenofobia y de todas las  fobias que fomentan la diferencia con el diferente,  para considerar que lo propio es lo mejor y que el culpable de todos los males vienen de esos otros que no son de los nuestros.

El nacionalismo perverso (se comienza a dudar si existe algún nacionalismo que no lo sea) se alía con el populismo para ofrecer soluciones mágicas y simples a problemas complejos. Tanto el nacionalismo como el populismo encuentran su campo abonado en el descontento.

Y es aquí donde la izquierda tiene que comenzar a hacer un serio examen de conciencia. La derecha quizás no lo necesita. Como se ha dicho, una gran parte de los conservadores encuentran acomodo en el populismo nacionalista, a la vista de lo sucedido en Italia, porque  en el fondo no cuestiona el sistema socio-económico que les beneficia.

Pero la izquierda ¿qué hace? La izquierda tradicional, representada por los partidos socialdemócratas en Italia, en España y en otros países europeos también ha pasado a formar parte del establishment, al menos eso han hecho sus más importantes líderes. Parte de los militantes de base, desengañados, han abandonado su fidelidad al socialismo democrático y vota a partidos populistas como el M5S italiano.

La corrupción, tan endémica en Italia como en España, ha hecho un gran trabajo en favor del populismo y el nacionalismo, como si estos estuvieran libres de pecado original. Pero el descontento no conoce de razonamientos. Y ante tal situación ¿qué hace la izquierda? En Italia como en España se divide y se pierde en batallas internas y simbolismos de otros tiempos, e incluso coquetea o apoya a los nacionalistas (como sucede en Cataluña), como si el nacionalismo y la izquierda fueran compatibles, y navega sin un proyecto común y sin liderazgos creíbles que entusiasmen.

Una izquierda fuerte es necesaria para Europa, una izquierda europeísta y solidaria, que defienda un socialismo democrático, una izquierda que contrapesé el incesante poder de los nacionalistas y populistas, entre otras razones porque la derecha no parece tener mucho interés en parar esos movimientos, como se ha comprobado en Italia. Aunque también se necesitaría una derecha moderada, dialogante y con valores humanos y solidarios, como antaño.

La izquierda, tiene mucho que reflexionar para no dejar que  predomine una sola idea, para que no se produzcan más “brexits”, para que se respeten los derechos de los más desfavorecidos, sea cual sea su condición o lugar de origen.

El equilibrio de poderes hizo que esta Europa de las grandes guerras mundiales diera paso al bienestar y la justicia social. Hay que volver a buscar ese equilibrio, y para ello se necesita que la izquierda haga un profundo análisis de sus errores y saque conclusiones que le sirvan para hacer oposiciones fuertes y responsables, en tanto que se prepara para volver a gobernar.

Italia, otro ejemplo de lo que sucede en otras partes de Europa, las derechas más extremas tomando posiciones cada vez más fuertes. Mientras, la derecha moderada se acomoda y la izquierda se conforma y se desintegra.

Javier Jiménez Olmos

5 de marzo de 2018

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