A propósito de la Cumbre de Madrid

En un programa de gran audiencia de una cadena de televisión escuché hace días a uno de los colaboradores preguntarse sobre la necesidad de la OTAN. Esta persona se respondió a sí mismo con otra pregunta: “¿se pararía Putin en Ucrania si no existiera la OTAN?”

La existencia de la OTAN y la participación española en ella han sido asunto de debate en España desde principios de los ochenta del paso siglo, cuando el Gobierno de turno decidió la incorporación a Alianza Atlántica. Ahora, con la guerra de Ucrania y la próxima Cumbre de la OTAN en Madrid, el debate continúa.

La más que posible ampliación de la Alianza, con la inclusión de Suecia y Finlandia, ¿incrementa la percepción rusa de desafío (amenaza) a sus fronteras?. La escalada militarista no cesa por parte de Rusia, con la consiguiente respuesta de la OTAN.

Un juego demasiado peligroso, ya no solamente por la terrible guerra de Ucrania sino por la posible extensión del conflicto y la amenaza del uso del arma nuclear.

Habrá quien considere que la ampliación de la OTAN y la estrategia de confrontación con Rusia es el mejor camino para la seguridad en Europa. Sin embargo, me van a permitir dudar.

A la pregunta de si Putin se pararía en Ucrania si no existiera la OTAN, también se podría responder con otra: ¿habríamos llegado a esta situación si la OTAN no se hubiera ampliado hasta las fronteras de Rusia, se podría haber llegado a un acuerdo con Rusia si se hubiera decidido que Ucrania no ingresara en esta Organización?

Las relaciones internacionales siempre son complicadas y se basan en los intereses realistas, las decisiones en materia de seguridad son una parte muy importante de esas relaciones y, quizás, las más decisivas para la paz o la guerra.

Por eso, es complicado posicionarse sobre la conveniencia de la existencia de la OTAN o de su ampliación. No obstante, si me atrevo a manifestarme en el sentido de que, antes que sea demasiado tarde, se deben dar pasos para la desescalada militar.

Tal vez, las soluciones al conflicto de Ucrania pudieron ser posibles antes de que comenzara la guerra y, seguramente, pueden serlo todavía.

Dudo que más armas para Ucrania, más ampliaciones de la OTAN, más aumento de los gastos militares sean la solución para conseguir la paz.

La guerra de Ucrania ya repercute directamente sobre los ucranianos y sobre los rusos (ambos bandos ponen los muertos), pero la comunidad internacional también sufre los efectos de esa guerra.

En Europa, y en el mundo, los más desfavorecidos, los más débiles sufren los efectos derivadas del alza de los precios del gas y el petróleo. Mientras, “otros” se enriquecen a costa del sufrimiento millones de personas como consecuencia de la guerra y la escalada militarista.

Por todo ello, un deseo, una petición, un ruego, volvamos a la senda del diálogo, de la convivencia, de la cooperación. Escuchemos también las voces de los que creen que las soluciones no militares también son posibles: la paz es posible en Ucrania

La necesidad de la OTAN, tal y como ahora está concebida, es una discusión legítima en democracia, su reforma o desaparición, es un debate democrático.

La seguridad, sobre todo la seguridad humana, es un asunto que nos compete a todos.

Javier Jiménez Olmos

23 de junio de 2022

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