
En el Año Internacional de la Paz y la Confianza declarado por las Naciones Unidas (Resolución 73/338, aprobada por la Asamblea General el 12 de septiembre de 2019) convendría efectuar una profunda reflexión del significado de esta conmemoración. Todos, tanto a nivel individual como colectivo, tenemos mucho que aportar para conseguir el objetivo final de una paz justa duradera en todos los lugares del Planeta. De la lectura de la resolución (señalada en el enlace) se puede destacar el siguiente párrafo:
[…]Reconociendo también que la paz y la confianza entrañan aceptar las diferencias y ser capaces de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás, así como vivir en paz y unidad,[…]
Palabras aplicables a todos los niveles de relaciones humanas, muy recomendables en todas las situaciones. Y especialmente adecuado para la situación de crisis provocada por la pandemia del covid 19.
En la esfera internacional, la aparición de movimientos y líderes poco propicios al respeto y al diálogo, están contribuyendo a deteriorar las relaciones pacíficas entre los diferentes pueblos. Los nacionalismos exacerbados y sus consiguientes discursos agresivos contra el diferente, o el que piensa diferente, provocan un caldo de cultivo para enfrentamientos que pueden conducir a conflictos interestatales y también intraestatales (una desgraciada repetición de la historia)
Recientes acontecimientos como los acaecidos en Estados Unidos con el asalto al Capitolio son una muestra de que la actitud de políticos y sociedad se debe reconducir por los caminos de la paz:
[…]Reconociendo que la paz no solo es la ausencia de conflictos, sino que también requiere un proceso positivo, dinámico y participativo en el que se promueva el diálogo y se resuelvan los conflictos con espíritu de entendimiento y cooperación mutuos, […]
tal y como también expresa la mencionada Resolución 73/338.
Aunque esta resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas tiene un carácter universal también es muy importante y prioritario que se aplique en los entornos personales, locales, regionales y nacional. Comenzando desde abajo, desde uno mismo, es necesario un esfuerzo de comprensión, de respeto y de colaboración para la consecución de la paz justa:
[…] Reconociendo también que la paz y la confianza entrañan aceptar las diferencias y ser capaces de escuchar, reconocer, respetar y apreciar a los demás, así como vivir en paz y unidad, […]
como bien significa la Resolución 73/338
Es preocupante la creciente polarización política, con la consiguiente polarización social que, como ya se ha comprobado en Estados Unidos conduce a situaciones de violencia extrema. Una convivencia democrática amenazada por la falta de confianza. No se pueden obviar las lecciones de lo sucedido con el asalto al Capitolio. La siembra de la desconfianza ha conducido a un conflicto de consecuencias imprevisibles para la paz.
Por eso, en España hay que exhortar a nuestros políticos, medios de comunicación, sociedad civil y a nosotros mismos a colaborar con las propuestas de paz y confianza para este año y todos los que le siguen. Durante esta pandemia, se han observado actitudes y comportamientos no deseables para la buena convivencia.
La terrible pandemia del covid 19, con todas sus desastrosas consecuencias para la salud, los sistemas sanitarios y la economía, tiene que ser un motivo para caminar juntos, para centrarse en las prioridades de los seres humanos, en primer lugar, su bienestar para lo que es prioritario la salud.
No sería coherente, con la finalidad de esta reflexión, y con el objetivo del Año Internacional de la Paz y la Confianza, señalar con nombre y apellidos los comportamientos considerados inadecuados para la consecución de la paz política y social. Pero sí, se pretende incitar a la reflexión personal y colectiva, de si “nuestro” (no el del “otro”) comportamiento es el adecuado para las relaciones de confianza.
Entramos en el año dos de la era covid, en el año de la vacuna. También es conveniente una vacuna para este Año Internacional de la Paz y la Confianza
Javier Jiménez Olmos
29 de enero de 2021
Ayer, antes de leer esto, quise «conocer» «Cátedra Paz, Seguridad y Defensa de la Universidad de Zaragoza», ya que «utilizo» su publicación todos los lunes. Anoté los autores. Algunos, asiduos, han dejado de escribir desde hace varios años….Por una intervención reciente por Internet 2 de vosotros dialogabais sobre «Paz y Defensa» explicando la compatibilidad de ambas realidades. Estoy de lleno en el «estudio» de escritos de Heisenberg y Otto Hahn (descubridor de la fisión del Uranio) que estuvo en peligro de suicidio al conocer el horror de Hiroshima. Ambos en Alemania, la mayor parte del grupo de científicos nucleares en EEUU. El grupo que conscientemente pemaneció en Alemania «estaban seguros» de que eran precisas técnicas tan complicadas y costosas que la «bomba atómica» era impensable. Científicos y por lo tanto filósofos, es decir pensadores, se plantearon inevitablemente la noción de «culpa» y disculpaban a los científicos de EEUU.
Salmo 84 :»La Justici.a y la Paz se besan». ¡¡claro!!
ser científico implica ser capaz de dudar, de dialogar, de escuchar, desde luego de pensar en silencio. ¿Esto se «enseña»? SÍ, practicándolo.