2724476556_bb13d400f5Durante siglos gran parte del mundo cristiano no tuvo escrúpulos en emplear a personas africanas de raza negra como esclavos. La esclavitud era fácil de justificar por motivos culturales o religiosos. Unos hombres y mujeres cuyo color de piel era sinónimo de carencia de humanidad y, por ello, su trato debería ser como el que se daba a los animales. Su misión trabajar y reproducirse, como las bestias. Desde el siglo VII hasta el siglo XIX, la esclavitud fue un hecho normal en la civilización cristiana occidental. Los beneficios que producía no daban tiempo a pensar que esos “negros” eran personas y, por lo tanto, en la incoherencia con la doctrina de igualdad de todos los seres humanos que defendió Jesús de Nazaret.

No hay datos fiables sobre la magnitud de la tragedia de la esclavitud. Algunos autores estiman que hubo unos quince millones y medio de esclavos en el periodo señalado; otros, en cambio, aumentan la cifra hasta los cien, incluso doscientos, los millones de personas de raza negra esclavizadas entre los siglos VII y XIX. Con datos más fiables, se sabe que, en 1790, sólo en las colonias británicas del Caribe había casi medio millón de esclavos.

La esclavitud supuso un gran aliciente para el comercio: un gran negocio en el que los costes laborales eran únicamente el sustento (lo mínimo posible) de los esclavos. Sin duda, muchas grandes fortunas nacieron al amparo de ese sistema económico. La abolición no fue una tarea fácil, de de hecho, la esclavitud aún perdura a principios de este siglo XXI (algunos, incluso, la promocionan hoy en día: “hay que trabajar más y ganar menos”. La pregunta es hasta qué límite).

Porcentaje de esclavos en la actualidad

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Oficialmente, la esclavitud se suprimió definitivamente en 1886, cuando Cuba fue el último territorio en conceder la libertad a los esclavos. Previamente lo habían hecho Puerto Rico, en 1873, y los Estados Unidos en 1865; aunque, como es de sobra conocido, todavía quedaba mucho por hacer para conseguir una igualdad real entre blancos y negros en ese país y en otros muchos.

El comercio de esclavos fue nefasto para la población africana y para su economía; una gran deuda pendiente, muy difícil de compensar por los herederos de aquellos tratantes y de las naciones o imperios que los apoyaban. África se convirtió en una fuente de recursos sin distinguir entre los humanos y los materiales. Ambos, personas y recursos materiales, fueron tomados para una misma finalidad: la de obtener los máximos beneficios. La esclavitud propiciada por el colonialismo provocó la desestructuración política y social de África, y la inseguridad. La esclavitud y el colonialismo destrozaron el sistema económico anterior que no era solamente de subsistencia como se ha pretendido presentar. El África pre colonial disfrutaba de un sistema de intercambios con una producción agrícola, minera, artesanal y metalúrgica e, incluso, con un sistema monetario basado en el oro.

Esclavitud y colonialismo son palabras asociadas a lo largo de la historia. La esclavitud convirtió en siervos sin derechos a las personas, el colonialismo hizo lo propio con regiones enteras. Aunque después de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los países colonizados lograron su independencia formal, las metrópolis de una manera directa o indirecta siguieron explotando a los africanos y expoliando sus recursos naturales.

descargaAhora esas metrópolis, deudoras con los africanos por su gran parte de culpabilidad en su subdesarrollo, su pobreza y sus conflictos, crean fronteras amuralladas con alambradas cortantes para mantenerlos fuera de su visibilidad. Ya no conviene que vengan, no se necesitan personas libres.

¿Se necesitan esclavos?

Javier Jiménez Olmos

14 de abril de 2014

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