(Imagen de:https://www.minube.com/fotos/la-manga-del-mar-menor-c303616)
Me siento orgulloso de ser persona, una persona que no pudo elegir donde nacer, porque es algo que la naturaleza y las circunstancias imponen. He vivido en muchos lugares de España y también fuera de ella. He conocido gentes de todas las razas, religiones y he convivido con ellas, y he procurado comprenderlas y quererlas.
Lo siento, que me disculpen los que tienen fuertes sentimientos nacionalistas o patrióticos exclusivos, pero no los comparto y me cuesta entenderlos cuando esos sentimientos se transforman en excluyentes, insolidarios o xenófobos. Para mí no existe otra nación que la de los seres humanos, la de nuestro planeta vivo y bello. No existe otra patria que la que representan las personas, sean de donde sean, cualquiera que sea el color de su piel o el origen de su ADN.
Ya sé que algunos se me calificarán de “buenista” por expresarme de esta manera tan poco nacionalista y apátrida, pero en estos tiempos de tanta polarización nacionalista patriótica prefiero mantenerme al margen, y prefiero practicar el “buenismo” que inclinarme por la discordia y la descalificación continua. Prefiero el respeto a la violencia verbal y cultural.
Mi concepto de patria es muy reduccionista, lo llevo conmigo con los recuerdos de infancia que nunca olvidaré. Lo encuentro en mis amigos, en todos los lugares donde he sido feliz (en casi todos). No es una bandera única. No es una norma escrita, no es ninguna ley ni, por supuesto, ningún dogma. Es un poema. Sí, un poema del alma, de los buenos sentimientos, del corazón, no de las tripas.
No obstante, me emociono con la música, las costumbres, las tradiciones, la literatura, la pintura y las fiestas de tantos lugares en los que he vivido. Llevo a mi pequeño mar (el Mar Menor, donde nací) siempre en mi corazón; siento en mi alma el himno de España (el país del que formo parte), como la jota aragonesa (dónde ahora vivo) y por eso entiendo que todos los seres humanos tengamos esos mismos sentimientos en todas las partes del mundo. Lo que no llego a comprender es la exclusión y la falta de respeto a lo que sienten otras personas (por eso no apruebo que se piten los himnos de “otros”, ni tan siquiera en el fútbol).
Me gusta aprender otros idiomas, como medio para introducirme en las diferentes culturas y comunicarme con las personas que a ellas pertenecen. Pero no me gustan las imposiciones para aprenderlas, ni los desprecios por no poder hablar esas otras lenguas.
Me gusta la gente integradora, humilde, respetuosa, tolerante, amable, educada, solidaria…Me gustan las buenas personas.
Me siento orgulloso de ser persona, de intentar ser una buena persona, que no siempre se consigue. De creer todavía en que la paz es posible y de que todos los conflictos se pueden resolver siempre que haya personas que sean buenas personas.
Javier Jiménez Olmos
13 de mayo de 2018
Javier, me ha encantado tu reflexión, ojalá llegue a mucha gente y sobretodo aquellos xenófobos que buscan la confrontación, en lugar del respeto y el entendimiento, mediante el dialogo por los diferentes sentimientos y pensamientos, para crear un mundo mejor dónde todos nos encontremos.
Me ha gustado mucho tu reflexión Javier y estoy de acuerdo con lo que dices. Yo también he vivido en distintas ciudades de España debido a la profesión de mi padre que era militar
Un texto precioso Javier, me identifico con lo que ha escrito. Gracias una vez más por tus reflexiones.
David Montesinos (Valencia)
Muy poético Javier, pero el trasfondo está claro.
Estamos ahora en unos tiempos en los que la tecnología permite que el voceras de antes, al que oían antes media docena de personas en el bar, ahora tenga un expositor mundial en twitter, facebook, etc. Y por otro lado el que uno o varios partidos nacionalistas, y por lo tanto excluyentes, aprovechen estos medios de difusión, y dé a sus soflamas una entidad desmedida.
Las personas somos muy dados a los extremos, y a pensar poco, por eso la mayoría de la gente que apoya el nacionalismo (y por lo tanto independentismo, que va en el mismo paquete) no se ha parado a pensar en que no es algo glorioso, de lo que estar orgulloso, sino que está ayudando a las élites, a vivir mejor y a su costa. El nacionalismo es elitista, de derechas, de ricos, siempre lo ha sido, están defendiendo sus pertenencias ancestrales y privilegios. Pero los poderosos, más ilustrados lograron mezclarlo con la liberación de pueblos oprimidos o sojuzgados, cosa muy distinta y opuesta, y lograron engañar a la mayoría.
Antes los gobernantes (y poderosos, las grandes empresas de ahora) hacían una leva obligatoria para obligar a sus ciudadanos a matarse en una guerra para defender sus privilegios. Entonces los ciudadanos eran muy ignorantes pero lo tenían muy claro, escapaban si podían.
Con el tiempo empezaron a convencer al pueblo con el patriotismo, defender la patria (lo mismo que antes, pero usando el nacionalismo) y funcionó.
Y ahora estamos con empresas que hacen estudios sociológicos muy profundos, que mezclados convenientemente con mentiras divulgadas por empresas creadas al efecto y con un grupo de gente pagada en las redes, pueden incluso modificar la elección de un presidente a pesar de tener menos votos que su oponente. Un presidente mentiroso, machista, ignorante, pendenciero, a favor de la guerra y de cargarse el clima mundial, puesto al frente de un país tan poderoso como USA.
Si en Rusia pasa algo parecido… a quien le iba a extrañar lo que pasa en Catalunya!!
Estoy de acuerdo con tu minoría.
Mayoría son, de momento, los que se encandilan con las fronteras geográficas, económicas, políticas, ideológicas … y las promueven.
Comparto muchas de las vivencias que describes, tus análisis y opiniones y te agradezco tu generosidad al ofrecérnoslas.