
No voy a entrar en el debate político sobre la necesidad de leyes de memoria histórica, creo sinceramente que es hacerle el juego a los que no quieren avanzar hacia el camino de una verdadera reconciliación entre partes enfrentadas ideológicamente en una guerra civil. Pienso que las leyes de memoria histórica son necesarias para que se haga justicia reparativa, se devuelva el honor y la dignidad a los que les fueron arrebatados por dictaduras o totalitarismos impuestos mediante la violencia. Y son también indispensables para que los más jóvenes, y todos los que no vivieron las contiendas en sus propias carnes, sepan lo que es una guerra civil y sus terribles consecuencias.
Hoy, fantasmas olvidados durante un largo periodo en la Europa del bienestar, la libertad y la democracia, vuelven aparecer con sus discursos cargados de odio. Cargan contra el diferente, contra el inmigrante, contra el de distinta religión, contra el de otra raza, contra el de diferente opción sexual, o contra los que consideran de otra clase social, cargan contra todo lo que, según su particular forma de entender las relaciones sociales, no les interesa o les disgusta. Por eso, es muy conveniente ya no tan solo leyes de memoria histórica, sino muchas lecciones de historia.
Las dictaduras han sido una constante en la historia de la humanidad, se puede decir que la democracia como contraria a la dictadura, es una forma de convivencia muy reciente, y que solo unos pocos países han conseguido instaurar plenamente. La dictadura es gobierno por imposición, generalmente violenta, de unas élites donde se hace visible la figura de un dictador, que es quien aparece como figura indiscutible de los destinos del pueblo en nombre del cual dice gobernar. Su forma de llegar al poder suele ser violenta a través de un golpe de Estado o una revolución.
Ya sucedió en el periodo entreguerras en Europa. En 1920, había 20 Estados europeos, de un total de 29, que eran regidos por sistemas democráticos. En 1938, dieciséis de esos veinte mencionados se había convertido en dictaduras. El orden democrático se vino abajo como consecuencia de los traumas físicos y psíquicos provocados por la Primera Guerra Mundial. Ese derrumbe moral provocó la aparición, desarrollo e implantación de las ideologías totalitarias.
La Gran Guerra contribuyó a la exaltación de la violencia, de una violencia revolucionaria y la de su antagónica, la fascista. Los millones de soldados desmovilizados tras la contienda no lograban encontrar su sitio en la sociedad de posguerra. Eso fue el caldo de cultivo para que una parte de ellos se movilizara en grupos extremistas violentos. Formaron milicias paramilitares de carácter ultra izquierdista o ultraderechista. Ambas partes dispuestas a eliminar la otra, la ultraderecha contra los enemigos de la Patria y la ultraizquierda a las clases sociales opresoras. Fue el rechazo de los exsoldados al sistema liberal democrático al que culpaban de todos sus males.
Las dictaduras totalitarias se caracterizan por tener una ideología oficial dominante e incontestable. Estos regímenes se disponen de unos aparatos de propaganda para ensalzar las bondades de su ideario y condenar las de cualquier forma de oposición. La forma de participación política de la ciudadanía es a través de la afiliación al partido único del sistema, que controla todo lo que se puede hacer y decir. Es indispensable en los regímenes dictatoriales, militarista y totalitarios la figura de un líder indiscutible, al que se le ensalza hasta cuasi una divinidad.
La sociedad europea actual no ha vivido ninguna guerra como las dos que tuvieron lugar en el pasado siglo XX, sin embargo, atraviesa una profunda crisis social y económica, y una crisis de valores (ahora agravada por la pandemia del covid 19) que los agitadores populistas utilizan para sembrar sus discursos excluyentes, nacionalistas o revolucionarios. Su revisionismo histórico tiene cierto grado de perversión al negar o al ser complacientes con posiciones reaccionarias o revolucionarias.
Por tanto, es conveniente no guardar silencio ante las negaciones de los totalitarismos y las dictaduras. A estos estadios siempre se ha llegado mediante revoluciones violentas o violentos golpes de Estado. Es indispensable hacer pedagogía y desmontar los engaños de los populismos revolucionarios o reaccionarios.
Es una necesidad humana educar para la cultura de paz.
Javier Jiménez Olmos
24 de julio de 2021
Se ha borrado ??? Pues vuelvo a empezar
¡¡¡GRACIAS!!!
Mi padre Joaquín Fesser Angoloti fue condenado a muerte por el dictador, NO fue ejecutado gracias a mi madre!!! En Google está su mini-mini biografía. La portada de tu estupendo libro, «El silencio de la memoria» es imágen de lo que aún seguimos viviendo. Aún «mis allegados», soy monja, rechazan la lectura de la mini biografía de mi padre.Su ¿condena? había pertenecido a las juventudes socialistas. ¿Algo más próximo al cristianismo que la formación de juventudes socialistas? soy Física, por vocación, es decir convencida de que las únicas verdades absolutas son matemáticas, razón por la que son el instrumento de la Fíisica. Evidentemente, «solo sé que no sé nada» Todo dogmatismo ciega, ya sea político, social, religioso. Abiertos a la verdad !!! Es la única actitud de apertura hacia los demás, sean quienes sean, la única actitud hacia la concordia.
2021 ¡¡Año de la concordia!!! año de apertura hacia la verdad, ¡¡A tiempo!!