
Mi sentido común no sé si es el más común de los sentidos, pero como es el mío, aquí lo voy a expresar. Cuando comenzó todo este asunto de la pandemia, mi “afición” a los asuntos internacionales me hacía seguir lo que sucedía en China, y también en Italia (tan cercana y similar a España). Mi sentido común me hacía pensar entones que debíamos tomar medidas contundentes para limitar los efectos de la pandemia en España, que ya empezaba a tener importantes síntomas. Pero no debió ser el más común de los sentidos comunes porque las autoridades competentes, alegando recomendaciones científicas, pienso que actuaron tarde, y aunque no dudo de la ciencia (siempre que lo sea realmente), y de la buena voluntad, los hechos demuestran que algo falló.
Durante la gestión de la crisis fui de los que me puse del lado de las autoridades sanitarias (nacionales, autonómicas o locales) porque mi sentido común me aconsejaba que lo mejor era colaborar con todas las medidas que dictaron. Con esas medidas, sobre todo el confinamiento proporcionado por el Estado de Alarma, se redujo la pandemia en España. Pero luego vino la desescalada, y otra vez mi sentido común, me decía que lo que estaba viendo podría conducir a otra nueva extensión de la pandemia: reuniones y celebraciones familiares sin la más mínima prudencia, bares y terrazas sin control, botellones, playas repletas, fiestas clandestinas, trabajadores en condiciones laborales y de habitabilidad indecentes, movilidad sin precauciones, descoordinación entre diferentes Autonomías…
Mi sentido común me decía que se necesitaba más contundencia para atajar esta descontrolada desescalada, me decía no comprender que cada Autonomía campara a sus anchas a la hora de dictar normas, que se necesitaba un criterio común; vamos, que no comprendo que para un virus que no entiende de geografía, impongamos dentro del territorio español unas fronteras artificiales, que por otra parte sirven de muy poco si no se limita la movilidad.
Mi sentido común me dice que la democracia es bella y es lo mejor que podemos tener como sistema de convivencia, pero también me dice que en ocasiones límite, como la que vivimos, hay que reducir, hasta que esa situación pase, algunos de nuestros derechos y libertades para preservar el principal derecho que es el de la salud y la vida. Por eso, defendí el Estado de Alarma y no me importaría que se aplicará de nuevo si se considera necesario.
Es difícil compatibilizar una economía basada en el turismo, la hostelería y la agricultura con el control de la pandemia, eso creo que todos los sentidos comunes lo comparten, pero al mío no le cabe en la cabeza el desmadre, el descontrol, la impunidad para saltarse las reglas de separación física, higiene y llevar mascarilla, y en esto, aparte de la irresponsabilidades individuales y empresariales (particularmente sangrantes han sido las condiciones de trabajo y alojamiento de muchos de los temporeros), las autoridades competentes son muy responsables por no haber hecho cumplir las normas de una manera tajante desde el principio de la desescalada.
No sé si mi sentido común será el más común de los sentidos, pero es el mío y me dice que o paramos la situación con medidas más contundentes o nos encontraremos como en meses pasados: la sanidad desbordada y más muertes evitables. A pesar de todo, mi sentido común me dice que debo cumplir las medidas que las autoridades promulguen, aunque las considere insuficientes.
Nota.- Escribo esto ahora para que si sucede lo peor nadie me pueda decir cuando suceda que es muy fácil adivinar a toro pasado. Y también lo escribo para que si no vamos a peor (ojalá así sea) me puedan decir que soy un cenizo (me alegraré y lo admitiré de buen grado). En seguridad (incluida la sanitaria) hay que contemplar todos los casos y prepararse para el peor de ellos. La seguridad es invisible cuando se consigue que no suceda lo peor.
Javier Jiménez Olmos
Escrito el 26 de julio de 2020 cuando Aragón supera los 10.000 contagios y se incrementan de forma alarmante los positivos el personal sanitario. Cuando se bate un nuevo récord en esta Comunidad Autónoma, con 435 casos en las últimas 24 horas. Cuando un medio de tirada nacional (EL País) publica que los fallecidos por causa de la pandemia en España son 44.868. Cuando varios países europeos comienzan a poner restricciones a viajar a España o a exigir cuarentenas a los que vuelven de nuestro país.
Un montón de correos sin leer, pero…abro el tuyo, el del «Sentido común». Se dice que «es el menos común de todos los sentidos» El menos común significa «el menos compartido», ¿Qué pasa? pues que este virus, como todos los virus, ni se ve, ni se oye, ni se huele, ni se toca, ni se siente. Hay que tener fe para creerse lo que nos cuentan los que saben, pero resulta que lo «común» es decir «ver para creer». si oliese mal, o si hiciese ruido de moscardón, o si nos saliese un charpullido, como en las alergias al polen…pero es que ¡¡¡NO!!!. El señor Trump, ¡¡¡Presidente de los EEUU!!! dijo muy razonablemente, con su sentido común «Pasará solo»…Un señor tan importante!!! ¿El más importante del Globo Terráqueo? . El señor Bolsonaro, en Brasil dijo: «Dios está de mi parte, no hay problema!» ¿Cómo dudar de sus palabras de visionario de un país como Brasil? Los señores aspirantes a todos los poderes en tierra mar y aire en España condenan las medidas de las autoridades legítimas porque no corresponden a «sus visiones políticas» que evidentemente son las buenas.
Hay diarios y ondas de radio muy divulgados y con fama de líderes de la ética que apoyan a estos personajes asegurando que poseen la Verdad.
¡¡clamamos en el desierto!!
¡¡Sigamos clamando!! ¡¡¡Quizás haya eco hasta en el desierto!!! En todo caso yo sigo …………
Mi sentido común me dice que para el poder político y económico la seguridad humana termina donde empiezan sus interes