Desde las páginas de este blog procuramos hacer llegar a los lectores reflexiones sobre asuntos que conciernen principalmente a la seguridad internacional. Lo hacemos intentando ser lo más objetivos posibles dentro de los conocimientos que tenemos y la documentación de la que disponemos. Nuestro principal finalidad es la divulgación y la promoción de la cultura de paz.
Tratamos que los lectores puedan tener elementos iniciales para profundizar en las causas de los conflictos y las guerras, y sus posibles soluciones. Es indudable que la objetividad absoluta no existe y que a veces tomamos partido a favor de determinadas posiciones y en contra de otras. Lo hemos hecho y los seguiremos haciendo, aunque sin ánimo de ser parciales o sectarios.
Este artículo, sin embargo, sin dejar de usar el razonamiento y la metodología de analistas va a tener mucho de humano, de emocional.
Estos últimos días aparece en los medios la muerte de personas en el mar. Una tragedia terrible que se repite pero a la que no se dedican tantas páginas como otras que también lo merecen. Desaparecen en el mar, posiblemente ahogadas, cuatrocientas personas un día y dos días después otras setecientas, y así sucesivamente…
Tragedias provocadas cuando se huye en condiciones inhumanas de la miseria, de la explotación, de la guerra. Pero parece no afectar tanto cuando los muertos no son de nuestro entorno. Jamás sabremos, sus nombres, ningún medio publicará la lista de desaparecidos. No sabremos si están casados, solteros, el nombre de sus padres ni sus hijos, ni cómo viven, nada, no sabremos nada. No interesa. Un número de víctimas olvidadas.
Las circunstancias de su huida no serán analizadas, ni se demandará responsabilidad de los Estados ni de las instituciones internacionales. Se cerrará el capítulo hasta la próxima tragedia. Incluso, tendremos que escuchar con indignación, resignación e impotencia como ciertos representantes políticos de algunos países (afortunadamente no de España) mensajes incitando a la xenofobia y el racismo.
En este blog escribimos de seguridad, pero principalmente de seguridad humana, la que se preocupa de los individuos, de sus derechos, de su libertad, de su dignidad. Por eso, una vez más decimos que no podemos permanecer neutrales ante la injustica. Reclamamos acción inmediata contra tanta injusticia.
Por parte de instituciones responsables y gobiernos nacionales ayuda a la cooperación y desarrollo de los países más pobres, de las personas más desfavorecidas. Un plan europeo para acabar con esta tragedia de personas que mueren en el mar tratando de encontrar una vida mejor. Reclamamos un trabajo constante para impulsar decididamente planes de paz en aquellos lugares donde hay conflictos.
Planes donde se piense en las personas por encima de cualquier interés político o económico. En las páginas de esta publicación analizamos conflictos y desde nuestra modesta posición proponemos soluciones. Siempre hemos defendido que las soluciones militaristas conducen a nuevos conflictos. El caso de Libia es la prueba más evidente.
Ninguna de las intervenciones militares recientes con la excusa de promoción de la democracia, injerencia humanitaria o prevención contra el terrorismo (“guerra al terror”) ha conducido a más estabilidad, mejores condiciones de vida, o mayor libertad y derechos humanos en los países donde se han producido: Afganistán, Irak, Siria, Libia…Seguramente ocurrirá lo mismo en Yemen o en otros lugares del mundo.
Habría que repensarse esas políticas en las que los intereses económicos y geoestratégicos priman la agenda militar por encima de la seguridad humana.
Las personas en los países democráticos tenemos mucho que decir cada día y exigir a nuestros representantes una implicación decidida en la cooperación al desarrollo y el fomento de la cultura de paz.
Javier Jiménez Olmos
19 de abril de 2015
¡¡¡Sí se puede!!! ¿Cómo es posible que siendo tantos los que sabemos que solo con abrir escuelas, centros de salud, con dejar la tierra a los nativos, con reconocer que los africanos son seres humanos tan dotados como el resto, no se acabe con tanta crueldad?
Somos tantos los que gritamos ¡NO a las vallas asesinas! ¡No a las armas bélicas contra los pobres! ¡No al acaparamiento de sus tierras! ¡SI a las infraestructuras, SÍ a las relaciones económicas justas entre Europa y África! ¡SÍ a la educación! y ¡Pronto! ¡YA! ¡Somos muchos! ¿Por qué no podemos?
RAZÓN ES RAZONAR (es siempre una imprescindible acción, nunca pertenencia o algo ya dado).
La razón -que actúa- nunca se tiene, sino se trabaja o es un producto de los esfuerzos del conocimiento (y de la aplicación de éste, del conocer actuado y actuante)
Asimismo la madurez no se tiene (no se da ya por hecha en nadie) sino te tiene que DEMOSTRAR. Asimismo, la responsabilidad, la solidaridad, etc
Con eso, la razón aprueba porque, en una acción -probativa-, desaprueba otras cosas irreales, no coherentes o no ciertas… en razón. O sea, la razón ha de desaprobar, no arrodillarse a “lo que dicen” los canta-consejeros «de la verdad».
HAY COSAS QUE SOLO SE TIENEN CUANDO YA LAS DEMUESTRAS, antes no. Como la verdad (a través de la razón) o el respeto o la responsabilidad, para determinar el bien.
Pero el bien jamás admite indiferencias (ni excusas ni frivolidades): o lo proteges o lo matas. Es igual a tu salud, o es igual a la razón-ética, o es igual al medio ambiente.
Tú proteges al bien (o al que aporta razón-ética) o lo matas; así solo es eso o así solo funciona objetivamente.
Si tú atiendes primero al que confunde, al que mediatiza la confusión o la sinrazón o al que impide reconocer la razón-ética, ¡tú eres un destructor del bien! digas lo que digas con tu pillería manipuladora o te guste o no te guste a conveniencias. BASTA DE INJUSTICIAS. Para cometer las injusticias, ¡basta con confundir qué son injusticias o vetando cualquier aclaración! José Repiso Moyano
LA MAYORÍA NO TIENE NI P. IDEA DE LO QUE ES IMPORTANTE, en error y en maldad (aun inconscientemente). Y los errores se cometen por los políticos continuamente ya COMO COSTUMBRE.
«No hay que confundir la opinión de la mayoría con la verdad» Jean Cocteau
La RAZÓN (o quien de verdad la da) es lo que único que evita que el pueblo se someta al mal o a todas las injusticias sistémicas que lo autodestruyen. https://es.quora.com/profile/Jos%C3%A9-Repiso-Moyano-2
Así es, sin engañar a nada ni a nadie.