Durante estos últimos días, una vez más, se ha comprobado la ineficacia e inoperancia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para resolver los conflictos de una manera pacífica. Un Consejo de Seguridad, cuyos cinco miembros permanentes, que son los que disponen del derecho veto, que sólo actúan movidos por intereses sin importarles el sufrimiento humano que causan las guerras.
Unas guerras de las que esos miembros, entre otros, son responsables por acción y por omisión, y por contribuir de una manera decisiva a proporcionar las armas que en esas guerras se emplean, ya sean convencionales o de destrucción masiva. Unos miembros permanentes del Consejo de Seguridad que están en los primeros lugares del ranking de los países productores y exportadores de armas. Cinco países que disponen de los mayores arsenales de armas nucleares y de los mayores ejércitos del mundo.
Fuente: SIPRI
Las sesiones dedicadas a los últimos acontecimientos sucedidos en Siria y, sobre todo, los relacionados con el presunto ataque con armas químicas han demostrado que el Consejo de Seguridad es un foro donde unos diplomáticos (aparentemente muy fríos y educados) se dedican a amenazar con represalias y contra represalias, en vez de pensar en el sufrimiento de las personas en Siria y de buscar soluciones dialogadas.
No voy a entrar en la autenticidad o no del ataque químico, porque para mí es irrelevante en el sentido de que ya había cientos de miles de muertos, heridos y millones de refugiados para, con la excusa de ese ataque, dedicarle un poco de atención al conflicto. No seré yo el que entre en ese detalle del presunto ataque químico porque creo que ya hay suficientes razones humanitarias para que las potencias (y sus acólitos de los respectivos bandos) se siente y acuerden planes de actuación para devolver a los sirios la paz que se merecen.
La hipocresía, el cinismo tratan de disimular los verdaderos intereses de unos y otros para hacer la guerra en Siria.
Ninguno de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a saber, China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia están legitimados moralmente para dar lecciones de seguridad humana, ni de resolución de conflictos de una manera pacífica; ninguno de ellos ha dejado de provocar, apoyar y fomentar conflictos desde la publicación de la Carta de las Naciones Unidas.
Una Carta elaborada, como vencedores de la Segunda Guerra Mundial, por esas cinco naciones que también se aseguraron de mantener el poder para actuar a conveniencia. Una Carta de las Naciones Unidas que ellos mismos vulneran cuando actúan violentamente para resolver un conflicto sin autorización expresa del Consejo de Seguridad como se establece en ella.
El Consejo de Seguridad tiene que ser el organismo que garantice la seguridad en el planeta, no la institución para producir más inseguridad.
Es tiempo de pensar en una reforma de este Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para ponerlo al servicio de la seguridad humana.
Javier Jiménez Olmos
15 de abril de 2018
Nadie es neutral en este conflicto. Ni existen equidistancias. Todo lo demás es una visión maniquea de “buenos” y “malos” en función de intereses de parte. Propaganda y estrategia al margen, en este conflicto nadie es inocente, al margen de las víctimas civiles. Los intereses del bloque liderado por USA no son menores que los de Rusia o China, por ejemplo. Todos con derecho de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, como se recuerda en el post.
Entre el liderazgo de un personaje como el actual Presidente USA y el ex coronel del KGB que preside la Federación Rusa, mejor cruzar los dedos.
Por lo demás Javier, sinceramente, no sé qué alternativas -reales y eficaces- puede haber al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sin el concierto y compromiso de sus actuales miembros permanentes.
El tema de los cinco miembros permanentes y de su «derecho» de veto es desesperante. No sé cuánto se ha escrito sobre la reforma del UNSC, tan necesitada para desbloquear la confrontación que se da siempre en este órgano. Todas las propuestas pasan por una reconfiguración del Consejo y por suprimir el veto. Pero como esta decisión requiere el consentimiento de los P5, no vamos a ver este cambio probablemente nunca.
Gracias por tu artículo, Javier.
El veto en el Consejo de Seguridad de las naciones que «habían vertido su sangre en beneficio del resto del mundo», como anticipaban las resoluciones de Dumbarton-Oaks de 1944, es una rémora total. Si había alguna justificación en aquel momento, ahora aquella sangre está ya más que reseca. El mundo ha cambiado y querer seguir monopolizando la ventaja que se dieron al inicio de la partida hace dicho Consejo cada vez más inoperante. De hecho desde que comenzó el siglo XXI es un órgano virtualmente inútil.