Desde que comenzó la invasión de las tropas rusas en territorio soberano de Ucrania, hace ya un año, la escalada militarista ha ido en incremento, con la consiguiente alarma de que este conflicto puede desembocar en una guerra total. Sin embargo, algunas voces se han alzado contra está dinámica guerrera, con el firme propósito de trabajar para conseguir una paz negociada. Eso no excluye la condena a las agresiones de territorio soberano contrarias al derecho internacional, ni la investigación de los crímenes de guerra cometidos desde su comienzo (seguramente desde el 2014).

China ha presentado un plan de paz, que habrá que estudiar con detalle, pero no sería conveniente despreciarlo por el hecho de que esta iniciativa provenga de ese país. Un plan de paz puede ser el principio para sentarse a negociar, que siempre será mejor que seguir combatiendo. Por supuesto, que los chinos tendrán sus intereses, como los tienen los países de la Unión Europea, la OTAN, Estados Unidos y Rusia. Eso ya se tendrá en cuenta en la mesa de negociación.

La paz puede ser posible y es necesaria. En esta guerra, como entodas, solo se beneficiarán unos pocos. El pueblo ucraniano será el principal perdedor, aún en el supuesto de que ganara la guerra, sería a costa de mucha destrucción y muerte, de su bienestar y deterioro económico. Precisamente, pensando en Urania un plan de paz tiene que ser bienvenido. Ya se irán discutiendo los detalles en las negociaciones. Hay que considerar que, en esta guerra, como en casi todas, los estancamientos dolorosos, en los que una parte no puede derrotar a la otra, siempre acaban en una mesa de negociación.

Desde el punto de vista puramente militar parece inviable la derrota de uno de los dos contendientes, por dos razones fundamentales: la primera, es que ninguno de los dos bandos tiene suficiente capacidad convencional para derrotar al otro; la segunda, porque los dos bandos son conscientes que la derrota convencional de Rusia podría conducir a la guerra nuclear, como también saben los rusos que la derrota de Ucrania conduciría a una intervención de la OTAN, con el mismo riesgo del empleo del arma nuclear. El equilibrio del miedo de la guerra fría vuelve a estar presente.

El plan chino consta de 12 puntos (resumidos en la información publicada en BBC NEWS MUNDO, disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-64758089)

  • Respetar la soberanía de todos los países: «La soberanía, la independencia y la integridad territorial de todos los países deben ser defendidas de manera efectiva», señala el documento.
  • Abandonar la mentalidad de Guerra Fría, donde se pide que «la seguridad de un país no debe buscarse a expensas de otros».
  • Un cese al fuego de ambas partes para «evitar que la crisis se deteriore aún más o incluso que se salga de control».
  • Reanudación de las conversaciones de paz pues, dicen, «el diálogo y la negociación son la única solución viable a la crisis de Ucrania».
  • Resolver la crisis humanitaria: en este punto, China aboga por «la seguridad de los civiles debe protegerse de manera efectiva y deben establecerse corredores humanitarios para la evacuación de civiles de las zonas de conflicto».
  • Protección de civiles y prisioneros de guerra: «Las partes en conflicto deben cumplir estrictamente el derecho internacional humanitario, evitar atacar a civiles o instalaciones civiles, proteger a mujeres, niños y otras víctimas del conflicto y respetar los derechos básicos de los prisioneros de guerra», se indica en el plan.
  • Mantener seguras las centrales nucleares: «China se opone a los ataques armados contra plantas de energía nuclear u otras instalaciones nucleares pacíficas, y pide a todas las partes que cumplan con el derecho internacional, incluida la Convención sobre Seguridad Nuclear (CNS), y eviten resueltamente los accidentes nucleares provocados por el hombre», dice la propuesta.
  • No usar armas nucleares: «Se debe prevenir la proliferación nuclear y evitar la crisis nuclear», dice la propuesta. China añadió su oposición a la investigación, el desarrollo y el uso de armas químicas y biológicas «por parte de cualquier país bajo cualquier circunstancia», según afirma el documento.
  • Facilitar las exportaciones de cereales: para lograr este objetivo, China propone que «todas las partes implementen la Iniciativa de Granos del Mar Negro firmada por Rusia, Turquía, Ucrania y la ONU de manera completa y efectiva de manera equilibrada».
  • Detener las sanciones unilaterales: El plan considera que este tipo de medidas «solo crean nuevos problemas» en el terreno.
  • Mantener estables las cadenas industriales y de suministro, y «oponerse al uso de la economía mundial como herramienta o arma con fines políticos».
  • Promoción de la reconstrucción posconflicto.

Como ya se ha dicho, el plan puede ser discutible. No obstante, hay un avance muy importante: el reconocimiento de la soberanía ucraniana y su integridad territorial, lo que significaría que los rusos tendrían que abandonar los territorios ocupados.

Abandonar la mentalidad de la guerra fría es una propuesta significativa porque implica alejarse de la política militarista de bloques que durante tantos años marcó los destinos de Europa. Tanto Rusia como los aliados de la OTAN deben buscar caminos de entendimiento que no afecten a la seguridad de ninguna de las partes. Lo que también implica la desnuclearización de Europa y del mundo (China que propone el plan también dispone de armas nucleares)

Tratar los aspectos humanitarios y económicos es decisivo para la consecución de una paz justa y duradera, pero para ello es necesario un alto el fuego que facilite el diálogo, con ese plan de China como punto de partida, porque hasta el momento es el único que se ha presentado.

Javier Jiménez Olmos

25 de febrero de 2023

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