Los precios no paran de subir, agobio para la gran mayoría de las economías familiares y empresas. Cualquier medida que se proponga para cortar esta sangría es tachada de ocurrente en el mejor de los casos o de soviética en el peor. Mientras una gran mayoría sufre el alza de los precios de la luz, el gas o el mismo pan, otros (unos pocos) se forran. Estos poderosos, que también poseen el poder de la comunicación, nos hacen creer, mediante una propaganda muy elaborada, que el “mercado” (sagrado mercado) solucionará todos los problemas. Desprestigiaran, insultaran y descalificarán (como mínimo) a cualquiera que se atreva a proponer soluciones que interrumpan sus cuantiosos beneficios.

Este blog está dedicado a la seguridad internacional y el análisis de conflictos. La seguridad internacional está amenazada y el conflicto asegurado de proseguir la escalada de precios y la correspondiente inflación. Cada vez aumenta más la pobreza y la desigualdad, es decir la violencia estructural, con el consiguiente peligro de conflictos sociales de carácter violento. Por eso, se necesita atajar esa creciente pobreza y desigualdad mediante métodos pacíficos. Una rebelión ciudadanas contra las imposiciones de las doctrinas neoliberales que consideran que el Estado nunca debe intervenir en la fijación y limitación, si fuera necesario, de los precios de los bienes imprescindibles para llevar una vida digna (sin dignidad no hay libertad).

Esos poderes económicos tienen como chivos expiatorios a los políticos de turno (son los que dan la cara y les sirven de parapeto), excepto los que discuten el sistema, a los que de un modo u otro se les crucifica. Tienen de cómplices a una parte (muy importante) de los medios de comunicación tradicionales, y también a las redes sociales que inundan con su tremendo poder “goebeliano”. Tienen de colaboradores a una parte de la sociedad que acepta por afinidad ideológica (aunque esta le suponga una contrariedad para su propio bienestar) o por resignación fatalista.

Es hora de rebelión democrática y pacífica contra esos poderes que se aprovechan de cualquier circunstancia (ahora una guerra) para seguir incrementando sus beneficios a costa del sufrimiento de millones de personas. Ya basta de excusas neoliberales o de otro tipo. Se impone la rebelión democrática contra el dogma neoliberal. El Estado, o interviene o no sirve para nada. La patria o es justa o no significa nada. Es hora de exigir limitaciones a los precios de los elementos básicos para la vida digna.

Hay demasiado hartazgo, demasiada polarización política, demasiada doctrina mercantilista. demasiado descontento, demasiada pobreza. Es tiempo de exigir cambios en el sistema, o el sistema colapsará. Esperemos que no sea de una forma violenta.

Javier Jiménez Olmos

8 de septiembre de 2022

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