Cada vez que se trata de escribir reflexiones sobre asuntos relacionados con la religión hay que tener exquisito cuidado de no herir la sensibilidad de las personas que tienen ese sentimiento. Por eso, antes de seguir, quiero expresar mi más profundo respeto por cualquier creencia religiosa, siempre y cuando no quiera ser impuesta por la fuerza a otras personas que no la tienen.
La Iglesia Católica acaba de canonizar, entre otros, a dos de sus últimos máximos representantes. No voy a discutir, ni criticar lo que la Iglesia decida hacer dentro de sus competencias. Pero como persona sí quiero hacer unos comentarios al respecto.
A mí me gusta la Iglesia de la defensa de los más débiles, la de los discursos de tolerancia y apertura, la de la solidaridad, la de su compromiso contra los poderosos que oprimen y explotan a sus semejantes, la que reza y trabaja para que todos seamos iguales y disfrutemos de dignidad y bienestar.
Me quedo con la Iglesia que de Jesús de Nazaret que vivió para hacer el bien y cuya memoria motiva por su cercanía humana y compasión. Prefiero la Iglesia humilde, las de los curas y monjas que predican el Evangelio con su ejemplo diario, con su dedicación a los demás; la Iglesia de los que callan sus heroicidades y solo se les oye cuando gritan en favor de los más necesitados. Prefiero la Iglesia del Papa que lava y besa los pies de los pobres a la de los jefes de Estado que se inclinan ante el Papa y le besan la mano.
Comprendo que para muchos creyentes santificar a personas fallecidas sea muy importante para conservar su ideario y su forma de ver la vida. Entiendo que crean en los milagros realizados por la intercesión de los santificados. Pero yo creo, sobre todo, en los santos que viven entre nosotros y en los milagros que realizan a diario.
Creo en los santos y santas que a diario se sacrifican, a veces hasta dar su vida, por ayudar a los más pobres en campamentos de refugiados, en misiones donde la miseria y la muerte son un suceso diario sin repercusión mediática; en los que reparten su comida, incluso se quedan sin comer, para que otras personas puedan subsistir; en los que reparten sus riquezas entre los más desfavorecidos; en los que dan trabajo digno sin pensar en sus egoístas beneficios; en los que sufren persecución por sus ideas, por su religión o por su raza; en los que viajan miles de kilómetros para buscar sus medio de vida y el de sus familias.
Y creo en los milagros; en el milagro que tiene lugar para que puedan vivir millones de personas que viven en el mundo con menos de un euro al día; en el milagro que realizan millones de familias para poder llegar a final de mes, para dar educación a sus hijos, para poder alimentarles de un modo sano; en el milagro que deben hacer millones de parados para poder encontrar en trabajo.
¿La Iglesia de los santos y los milagros es compatible con la de los milagros y los santos en los que yo creo?
Javier Jiménez Olmos
29 de abril de 2014
Gracias por compartirlo. Estas personas anónimas que luchan por lo demás,que arriesgan sus vidas….. ellos son los verdaderos «santos» lo demás es mera simbología que les sirve para sostener su tremendo montaje. Un saludo
Isabel
Recién salido del horno
Isabel, gracias por tus comentarios y por seguir mi blog.
No he tenido internet estos dias, es por ese que no había podido leer tu reflexión. Gracias por escribir lo que muchos cristianos piensan. Hay tantos santos anónimos que con su esfuerzo y su amor realizan milagros cada dia! Pero a esos la jerarquía les dedica poca atención. Con todo mi respeto ,pero creo que a Jesús de Nazaret, tan cercano a la pobreza y la humildad, no le gustaría tanto boato , tantas vestiduras lujosas y tanta adoración a personas que no se si son santas o no pero que su vida esta muy alejada de los mas desfavorecidos. Un saludo afectuoso, Toñi
Gracias por tus comentarios. Y también creo en la sencillez y la humildad. Por eso mi pregunta final sobre la compatibilidad de tanta parafernalia con el mensaje de solidaridad.
Hola Javier me gusta mucho lo que escribe .Sus pensamientos los hago míos por que así pienso,con la diferencia que yo no se escribirlos GRACIAS.
Tere, muchas gracias a ti por compartir mis reflexiones. Seguro que si escribes las tuyas tendrás mucho que aportarnos a todos.