Aunque en algunos sistemas políticos tengan más cabida las actitudes despóticas e intolerantes de sus dirigentes, no es exclusivo de estos regímenes los comportamientos dictatoriales de ciertos líderes.
En las democracias consolidadas, determinadas personas representantes de partidos democráticos, amparándose en los cargos que ocupan y los partidos que los respaldan, así como en sus seguidores incondicionales – el seguidor incondicional suele ser sectario, acrítico y servil- actúan a su antojo sin importarles ni la opinión pública, ni los informes de expertos independientes, ni tan siquiera las votaciones en determinadas instituciones.
Son autosuficientes, arrogantes, displicentes y soberbios. Su verdad es la única e indiscutible, de nada sirve intentar exponerles otros argumentos, no los escuchan o responde a ellos con descalificaciones o insultos.
Siguen en sus cargos, a pesar de su mala educación y a veces incompetencia, porque los llamados aparatos de su partido les dan cobertura, les amparan y les ensalzan. Realizan el trabajo sucio, el del enfrentamiento, el de bronca continua, el de la intolerancia.
Pero deben de ser muy útiles a sus organizaciones, y deben gozar de mucho poder porque, a pesar de su descrédito y de sus desaciertos, continúan ocupando puestos de responsabilidad, y porque, a pesar del desprecio a sus adversarios políticos, incluso, a veces, a sus propios electores permanecen inmutables.
Su concepción de la democracia es una simple reducción: me han votado, por lo tanto tengo derecho a todo. No entienden que la democracia es un juego de respeto diario, algo que se consigue día a día y no por echar una papeleta a una urna una fecha señalada.
La política en democracia es sobre todo consenso, no un juego de suma cero en el que uno gana todo y el otro nada. El político tiene que ser ante todo negociador y para eso se requiere talante, disposición a escuchar y a comprender, y respeto, mucho respeto a las ideas de los demás.
La imposición es una práctica poco democrática, menos aún si no es refrendada por la mayoría. El desprecio a las opiniones de la ciudadanía es signo de personalidades con escasa convicción democrática.
En las encuestas de valoración los políticos españoles no salen muy bien parados, puede que, entre otras razones, los perciban con deficiencias democráticas. Consideración en la que pagan justos por pecadores, porque la mayoría de las personas dedicadas al servicio público político son honestas y respetuosas.
Todos tenemos la responsabilidad de no dejar que lleguen a determinados cargos ciertas personas sin la suficiente calidad humana, pero mucho más quienes los conocen directamente en sus partidos u otras organizaciones democráticas, los que a trabajan a diario con ellas. Las personas intolerantes siempre se manifiestan principalmente en sus ambientes más cercanos.
Por eso, sería recomendable un cambio a la hora de presentar candidatos para cargos públicos y exigir, además de honestidad y preparación, respeto a todas las personas, aunque no compartan algunas de sus ideas o proyectos, y mucha capacidad asertiva.
Uno de los factores que influyen en la seguridad ciudadana de un Estado es la valoración de sus dirigentes. Por tanto, desde este punto de vista, hay que prestar mucha atención a la reducción de la crispación, a la que son tan proclives algunos de los líderes con perfiles dictatoriales por sus formas de comunicación y por sus acciones.
Javier Jiménez Olmos
28 de septiembre de 2014
Relacionado se puede leer en este blog LOS BUENOS LÍDERES
Disponible en: http://jjolmos.wordpress.com/2014/04/03/los-buenos-lideres/
Será que el poder los trasforma ? Interesantisimo artículo, un abrazo
Enviado desde Samsung tablet
Eso será Isabel, muchas gracias por comentar
Corto y conciso, me gusta el artículo, aunque al final cada uno vota por muy distintas cosas y pasan cosas no previstas y algo raras, a pesar de los líderes.
Por otro lado, hay una cosas, que aunque se entiende perfectamente por la generalidad de las personas, no me gusta verlo escrito, me refiero a: «…, y respeto, mucho respeto a las ideas de los demás.»
Pienso que las ideas nunca merecen respeto (que es inherente a la persona, haya hecho lo que haya hecho) pues están expuestas para debatirlas, discutirlas, pero nunca respetarlas (yo no respecto en absoluto las ideas nazis sobre el exterminio, ni sobre la segregación racial, etc).
Un abrazo.
Eso sí, como dijo Voltaire «moriría por defender su derecho a expresarlas…» o sea que el respeto a la persona, como tal, (incluso si es un genocida y con la narices tapadas) y defensa de que pueda expresarse, para después yo poder desmontar su argumentación.
Es normal que la gente termine no entendiendo la palabra respeto, que se suele confundir con «miedo» («usted tiene que respetar lo que yo digo o si no…») y con tratar con amabilidad a un interlocutor, no a sus ideas… Asertividad, sí, por supuesto.
Amigo Luis, respondo a los dos comentarios, que siempre agradezco. El respeto siempre se entiende a las propuestas e ideas democráticas, para las otras el imperio de las leyes democráticas. El otro aspecto del respeto es con relación la forma de tratar a los semejantes, a la forma de entablar diálogo y al modo de enfrentarse a ideas, también democráticas, pero diferentes. Muchas gracias y un abrazo
como siempre me parece un articulo lúcido, valiente y con las ideas muy claras. Efectivamente todos los partidos tienen políticos honrados, bien preparados , respetuosos con las ideas de los demás , con capacidad para llegar a acuerdos …pero desgraciadamente, esos nunca llegaran a ser propuestos para formar parte de una lista electoral ni para ocupar un puesto institucional. Para el poder y sus propósitos es mucho mas útil tener a «políticos» que actúan como marionetas , que no piensan sino a través de las ideas de su partido ,aunque sean un disparate. No tienen criterio, votan lo que les han dicho que hay que votar y siempre estan al lado del que les puede ayudar a «subir» en lugar de pensar en los ciudadanos. Estos estan hartos de no verse representados, de que aquellos a los que votaron no escuchan sus problemas ni el desastre de sociedad que estamos creando. Democracia , decimos.? Que es la democracia? Votar cada cuatro años y luego tener que aceptar decisiones que acaban con la ilusión y la vida cotidiana de los ciudadanos?. Quizá estoy bastante sensibilizada en este momento y demasiado pesimista,pero es lo que pienso y me duele. Para la mayoría de la gente de a pie «todos los políticos son iguales». Es muy triste haber llegado a esto pero entre todos nos lo hemos ganado a pulso. Bueno, unos mas que otros. Muchas gracias por tratar de mantenernos despiertos
Toñí, una vez más muchas gracias por tus comentarios y aportaciones que comparto íntegramente. Entre todos seguiremos intentando mejorar lo que entre todos hemos empeorado, aunque unos más que o otros. Un abrazo